
La Justicia de Brasil está a punto de iniciar un juicio contra Jair Bolsonaro, el anterior presidente del país, amigo de Donald Trump. Trump, por su parte, en respuesta a lo que hace Brasil, ha dicho que va a aplicar aranceles de hasta un 50 por ciento a los productos de ese país que son importados en Estados Unidos (Boeing, Airbus e IAG, en vilo por los aranceles de Trump).
Lula da Silva, el presidente de Brasil, ha sido muy duro con Estados Unidos y con Trump, condenando estos aranceles. En medio de esta disputa, aparece atrapada Embraer, el mayor fabricante de aviones de Brasil y el tercero del mundo a día de hoy.
El anuncio por parte de Donald Trump, aún no concretado –asunto no menor porque es frecuente que rectifique–, supuso la caída de la valoración en Bolsa de Embraer, porque su horizonte se complica.
Embraer no sólo fabrica los aviones de alcance regional bien conocidos en Europa y en Estados Unidos, sino que es muy competitivo en aviones ejecutivos, también muy demandados en Estados Unidos, precisamente. El grupo ha comunicado que está trabajando para superar estos obstáculos, de lo que informará en detalle en agosto.
Hasta ahora, un 60 por ciento de la facturación de Embraer viene de Estados Unidos, lo cual indica la gravedad de esos aranceles, si finalmente se aplicaran. Hace muy pocas semanas, Sky West, una empresa que presta servicios regionales, compró 60 aviones E175, por ejemplo.