
Un hotel que lleva abierto desde 1951, otro que antiguamente era una fábrica de harinas y otro que fue un antiguo palacete. Tres edificios históricos ubicados en el casco antiguo de Toledo que ahora pertenecen a Restoledo. El grupo toledano que engloba los hoteles Carlos V, San Juan de los Reyes y el recién inaugurado Boutique Quinta Esencia tiene como objetivo acercar Toledo a todos los turistas, abrirles las puertas de su hogar y hacer que se sientan como un toledano mas.
Cristina Elices es la directora comercial de Restoledo y recibe a TecnoHotel para mostrarnos las particularidades de estos tres hoteles, los cuales, al entrar en ellos te adentras a la historia de cada uno. Los techos originales de la recepción del Carlos V, mobiliario; la fachada original del San Juan de los Reyes, el cual antiguamente fue una fábrica de harinas; y los adoquines, vigas de madera e incluso pozo del patio toledano del Hotel Boutique Quinta Esencia.
La historia de los hoteles, cómo ha crecido Elices dentro de Restoledo, el trabajo con la tecnología en el día a día, curiosidades y mucho más en esta entrevista con la directora comercial del grupo donde nos deja claro que la historia es importante transmitirla porque «de lo que fuimos somos» y que Toledo necesita a la hotelería y la hotelería necesita a Toledo para que ambos crezcan juntos en la misma dirección, aportando valor y riqueza a la ciudad.
―En primer lugar, llevas una gran parte de tu carrera profesional ligada a Restoledo, algo que no todo el mundo puede decir. ¿Cómo llegaste hasta aquí y qué te ha aportado durante todos estos años?
―Llegué a Restoledo hace 18 años, en junio. Empecé en el hotel San Juan de los Reyes después de haber estado viviendo en el extranjero, concretamente en Bélgica e Irlanda. Decidí volver a mi ciudad, a Toledo, y aplicar aquí todo lo que había aprendido del sector turístico fuera. Al volver, me encontré con un equipo humano que me acogió muy bien y una empresa que ha ido creciendo y dándome oportunidades tanto a nivel profesional como personal. Solo puedo hablar en positivo de estos años.
―Empezaste como recepcionista en el San Juan de los Reyes y hoy eres directora comercial del grupo. ¿Cómo ha sido esa evolución?
―Ha sido una evolución muy natural. Siempre he tenido inquietud por aprender, por crecer, por evolucionar, y creo que desde la empresa también lo notaron desde el principio. Me fueron dando oportunidades que supe aprovechar. En 2010, cuando se incorporó el Hotel Carlos V a Restoledo, me ofrecieron pasar al departamento comercial de los dos hoteles, y supe estar a la altura. A partir de ahí, el grupo fue creciendo y empezamos a ver que había nuevas necesidades: hacer marketing, comunicar… Son áreas que me gustaban, me parecían interesantes, así que me fui formando. Desde la empresa incluso me facilitaron mucho esa formación. Al final, ha sido una evolución paralela: el crecimiento de Restoledo está muy ligado al mío y hemos ido creciendo casi a la par.
Tres hoteles con un patrimonio en común: la historia de Toledo
―¿Cuál es la diferencia principal entre los tres hoteles del grupo en cuanto a público objetivo?
―Cada uno de los hoteles tiene su esencia y un público objetivo diferente:
- El Hotel San Juan de los Reyes es más clásico, elegante, muy enfocado al confort y la tranquilidad. Es un hotel pequeño, de 38 habitaciones, con un trato muy cercano, lo que nos permite conocer muy bien a nuestros clientes, muchos de los cuales repiten. También tenemos empresas fieles que siempre se alojan allí.

- El Hotel Carlos V es más grande, con 68 habitaciones, y trabajamos mucho con grupos turísticos, tanto nacionales como internacionales. También tiene cliente individual, pero está más pensado como un hotel urbano, práctico, muy céntrico, ideal para descansar, ducharte, y salir a descubrir la ciudad. Además, tiene una terraza abierta a toda la ciudad con vistas tanto a la catedral como al Alcázar. Un lugar donde también se hacen eventos y los atardeceres son espectaculares.


- Y luego está el Boutique Quinta Esencia, que es nuestro último proyecto. Tiene 13 habitaciones, todas distintas, y es un concepto más exclusivo y muy cuidado, con un enfoque especial en sostenibilidad y diseño. Diría que es como la culminación de todo el trabajo que venimos haciendo.


Lo bueno es que, al tener una dirección comercial única, cuando nos llega una solicitud podemos redirigir al cliente al hotel que mejor se adapte a lo que busca. Al final, los tres se complementan muy bien.
―Además de ser diferentes en estilo y público, también tienen un fuerte componente patrimonial, ¿no?
―Sí, los tres hoteles están en edificios con historia. El Hotel Carlos V es el hotel con más trayectoria de la ciudad, abrió en 1951. El Hotel San Juan de los Reyes está en un edificio del siglo XIX, una antigua fabrica de harinas, ahora declarado Bien de Interés Cultural, característico de la arquitectura industrial. Y el Boutique Quinta Esencia ocupa un antiguo palacio barroco con un patio toledano.


En todos los casos hay un compromiso claro con la rehabilitación y la recuperación de espacios históricos. Nos gusta restaurarlos, darles vida y devolvérselos a la ciudad como lugares vivos y abiertos. Esa es una de nuestras filosofías: recuperar para compartir.


―Uno de vuestros lemas es que buscáis que el huésped redescubra la ciudad. ¿Cómo lo lleváis a la práctica?
―Siempre decimos que queremos ser tus anfitriones para que vivas el auténtico Toledo. La mayoría de los trabajadores somos de aquí y estamos muy enamorados de nuestra ciudad. Más allá de los circuitos turísticos habituales, Toledo tiene muchos rincones por descubrir, y nosotros queremos que el cliente los viva de nuestra mano. Solemos hacer recomendaciones muy locales, de sitios a los que vamos nosotros: plazas donde nos sentamos a leer, calles poco turísticas que recorremos a diario… Queremos que la persona que se aloja con nosotros sienta que Toledo es su ciudad durante un tiempo, como si se mudara aquí por 24 horas y la viviera como la vivimos nosotros.
―Otro pilar importante para vosotros es la sostenibilidad, tanto medioambiental como social. Cuéntame un poco más.
―Una de las cosas importantes para nosotros es que nuestro crecimiento vaya ligado al crecimiento de la ciudad, y viceversa. Por eso, intentamos trabajar con proveedores locales, tanto de Toledo como de la provincia. Además, en restauración nos hemos convertido casi en nuestros propios proveedores. Tenemos una finca en Gálvez, certificada como ecológica, donde cultivamos nuestros propios productos: el aceite Casa Bernarda, que es virgen extra ecológico, y en verano, por ejemplo, tomates, berenjenas, pimientos… Todo lo que servimos está cuidado desde el origen. Además, criamos nuestro propio cordero, de pasto ecológico, sin piensos, y estamos trabajando en recuperar la raza manchega negra. Todo esto nos da la seguridad de que lo que servimos es realmente un buen producto, porque sabemos exactamente cómo ha sido cultivado o criado. Es nuestra forma de mimar al cliente desde el principio.
―Y también trabajáis con productores artesanales, ¿no?
―Sí, es esencial para nosotros poner en valor la artesanía local. En Quinta Esencia, por ejemplo, los vasos de agua o bandejas del baño los hace un artesano de Puente del Arzobispo. Y en La Fábrica de Harinas usamos platos hechos por un centro ocupacional de personas con discapacidad intelectual de Torrijos. Es una manera de contribuir también a nivel social.
―El Hotel Carlos V tiene una fuerte vinculación con el cine. ¿Cómo trabajáis ese aspecto a nivel comercial?
―El Hotel Carlos V vivió una época dorada del cine, sobre todo en los años 70, cuando se empezaron a rodar muchas películas en Toledo. Por aquí pasaron actores como John Wayne, Claudia Cardinale, y más adelante Johnny Depp con La novena puerta, que tiene escenas grabadas dentro del propio hotel. Cuando llegamos en 2010 no éramos del todo conscientes de esa historia. Pero a medida que íbamos reformando las habitaciones, fuimos descubriendo todo ese pasado cultural tan ligado al cine, al teatro, a la poesía… Así que decidimos dedicar una planta completa, la segunda, a homenajear esa parte. Hay habitaciones tematizadas con La novena puerta, El fabuloso mundo del circo, otras dedicadas al Teatro de Rojas, a los poetas toledanos, a Sara Montiel… Incluso muchos artistas que actúan hoy en día en el Teatro de Rojas se siguen alojando con nosotros. Es una forma de poner en valor la historia del hotel, que en 2026 cumplirá 75 años. Además, en mayo hicimos una exposición de trajes de alfombra roja en el hall del hotel, en colaboración con Castilla-La Mancha es Moda. Todo esto no solo cuenta una historia, también tiene un valor comercial muy potente: muchos clientes nos piden alojarse en habitaciones concretas, como la de Claudia Cardinale o Sara Montiel, porque lo han visto en redes o en la web.

Tecnología y digitalización en los hoteles de Restoledo
―Hablemos de tecnología. ¿Trabajáis con un sistema unificado para los tres hoteles?
―Sí, utilizamos la misma tecnología en todos los establecimientos. Para mí es una gran ventaja no tener que trabajar con diferentes softwares o formas de hacer las cosas. Usamos el mismo motor de reservas, el mismo channel manager, el mismo PMS… y eso facilita muchísimo. Cuando implantamos alguna herramienta nueva, a veces hacemos pruebas piloto, como hicimos con el chatbot de atención al cliente en el Hotel Carlos V, que es el que más llamadas recibía. Funcionó muy bien y luego lo implementamos en San Juan de los Reyes, y más adelante lo pondremos también en Quinta Esencia. Dependiendo del proyecto, se lanza primero en un hotel o directamente en los tres a la vez. Pero en general, la tecnología está unificada y la mayoría de las implementaciones surgen desde el departamento comercial.
―¿Cómo trasladas esa motivación que tienes por la tecnología al equipo y cómo consigues que herramientas nuevas, como un chatbot, se integren bien en el día a día del personal, especialmente en recepción?
―La verdad es que la tecnología me gusta, la uso en mi vida personal y no me da miedo probar cosas nuevas. Pero he aprendido que no basta con creer en una herramienta, hay que saber presentarla bien al equipo. Al principio me pasaba que implementaba algo sin explicarlo del todo y luego no terminaba de funcionar. Ahora lo que hago es acompañar esa implementación: explico por qué se hace, cómo les va a ayudar, en qué les va a mejorar su trabajo diario. Les hago ese “onboarding tecnológico”, como si fuera un nuevo compañero de trabajo. Porque si no sienten que esa herramienta les aporta algo, no la van a integrar bien.
―¿Y cómo hacéis seguimiento de las herramientas implantadas?
―Hago un análisis a los tres, seis y doce meses. Tengo fichas de cada herramienta donde evaluamos si cumple su objetivo. Además, recojo feedback del equipo para saber si está funcionando o si hay que ajustar algo. Desde que hago eso, la tecnología se recibe mucho mejor y se convierte realmente en parte del equipo.
Rebranding y visión de futuro
―Recientemente habéis lanzado un nuevo branding para Restoledo. ¿Qué objetivo perseguíais?
―El objetivo principal era unificar la imagen de nuestras marcas. Cada hotel tenía su propio logo, heredado del momento en que abrió, y sentíamos que necesitábamos dar coherencia visual a todo el grupo. Aunque cada establecimiento tiene su personalidad, su alma, su historia y su público, todos comparten una misma raíz, y queríamos que eso también se viera reflejado visualmente. Ha sido un proceso complicado, porque algunos teníamos mucho apego a los logos antiguos, pero al final hemos conseguido una imagen que realmente nos representa: una tipografía más moderna, sencilla y natural, acompañada de unos iconos que reflejan la historia de cada espacio y cada edificio. Creemos que ahora todo tiene más sentido y coherencia como grupo.
―¿Y qué nos puedes contar de futuros proyectos de Restoledo?
―El grupo va a seguir creciendo. No puedo adelantar mucho más, como dicen los actores, hasta que el proyecto no esté en marcha… Pero sí, hay visión de futuro, hay proyectos y os los contaremos en cuanto podamos.
