
General Electric, el fabricante de los motores de los Boeing 787 como el caído en la India, ha dictado una comunicación en la que solicita a sus clientes que sustituyan un microprocesador del avión, encargado del control del combustible y el motor. “Esta recomendación es para abordar un problema que puede afectar la seguridad en el vuelo” (Se estrella un avión de Air India que iba a Londres con 242 pasajeros).
La recomendación de General Electric significa que ese microprocesador puede haber sido el que interrumpió el suministro de combustible y que provocó que los dos motores de la aeronave de Air India estuvieran quince segundos apagados.
General Electric apunta que “los ciclos térmicos acumulados con el paso del tiempo provocan un fallo”, lo que de alguna manera viene a admitir que ese pudo haber sido el motivo del accidente.
Simplificado: en pleno despegue, con los flaps en situación correcta, los dos motores se pararon por el corte del combustible. Un piloto le pregunta al compañero si él cortó el combustible, lo cual es negado. Se reencienden los motores y uno de ellos incluso empieza a recuperarse, pero no dio tiempo a volver a tener impulso, dada la cercanía al suelo.
La recomendación de General Electric supone de alguna manera admitir que el fallo pudo ser técnico y no humano.