
Enésimo paro del control aéreo francés, con apenas 260 controladores sumándose a la huelga de dos días que acabó este viernes, y caos en todo el continente, con centenares de viajeros afectados. Mallorca fue el aeropuerto con más alteraciones en España, pero no el único, por supuesto (Decenas de miles de afectados por el control aéreo francés).
El caos fue el habitual: algunos vuelos operaron casi normalmente, otros fueron retrasados y otros cancelados. Las condenas fueron las habituales. Sin embargo, también como siempre, Michael O’Leary, el máximo ejecutivo de Ryanair, fue un paso más allá y pidió la dimisión de Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, por no ser capaz de controlar la situación.
O’Leary dice que si es un paro contra el gobierno francés, sólo Francia debería verse afectada. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con controladores de otros países, los galos, al hacer huelga paran Europa. En Italia o en España, dice O’Leary, los sobrevuelos del país no se ven afectados por este tipo de situaciones. “Todo lo que nos contesta la Unión Europea es un encogimiento de hombros diciendo que pueden hacer nada. Si Von der Leyen quiere competitividad en Europa, entonces ha de proteger los sobrevuelos. Y si es incapaz de conseguirlo, que se vaya que alguien más competente haga su trabajo”.
Se calcula que un mínimo de 1.500 vuelos se cancelaron y unos 300 mil viajeros se quedaron en tierra, con el agravante de que no tienen derecho a indemnización o compensación. Sí, en cambio, tienen derecho a alojamiento que va a costa de las aerolíneas.