
Un Boeing 747-8 de la Familia Real de Catar aterrizó el pasado domingo en el aeropuerto de Palma, provocando restricciones operativas debido a su tamaño. Clasificado como avión Clave F, solo puede utilizar la pista 06L/24R, lo que obliga a modificar la operativa habitual del aeródromo para garantizar la seguridad.
Según informan los controladores aéreos, tras su aterrizaje, se llevó a cabo una inspección completa de la pista utilizada para verificar que no hubiera quedado ningún residuo o desperfecto, procedimiento obligatorio para este tipo de aeronaves. Estas revisiones se deben a la envergadura del aparato, que supera los 65 metros.
Durante las maniobras de este tipo de aviones, se imponen restricciones adicionales al resto del tráfico aéreo. Por motivos de seguridad, no se permite el rodaje simultáneo de otras aeronaves en áreas cercanas mientras este está en movimiento por el aeropuerto.
Pese a su gran tamaño, la aeronave de la familia real catarí cuenta con espacio para apenas 89 pasajeros, ya que ha sido adaptado para contar con todo tipo de lujos. De hecho, está valorado en cerca de 360 millones de euros.