
El 21 de marzo de 2022, un Boeing 737-800 de China Eastern Airlines cayó a tierra, perdiendo la vida los 132 ocupantes. El aparato, que se dirigía de Kunming a Guangzhou, de pronto se puso rumbo al suelo y con toda la velocidad que traía y sin hacer el menor esfuerzo para evitar el siniestro, terminó estrellándose en una zona rural (Tras dos años, sigue el misterio de por qué se estrelló un 737 chino).
Inmediatamente después, China inició el procedimiento de investigación, tal como es habitual. Nada en el vuelo ni tampoco en la reacción del gobierno parecían anormales. Aunque durante algunas semanas se habló del siniestro, finalmente el tema quedó olvidado.
Sin embargo, el organismo encargado de las investigaciones tiene un plazo para emitir un informe. Pero esta vez no ha ocurrido. Ni siquiera un informe elusivo, ambiguo, que no aclare mucho. La inquietud era elevada porque nada en el siniestro permitía pensar que hubiera riesgo de accidente.
Dos años después del accidente, la Aviación Civil de China dijo que el accidente fue muy complicado y raro. Y añadían causas potenciales que habían quedado descartadas: no había mal tiempo, no había sustancias peligrosas a bordo y los pilotos cumplían con todos los requisitos. O sea, nada.
Ahora, un experto y una publicación online han ventilado que la Aviación Civil de China, ante un pedido de información, ha contestado que no va a haber más información porque “la publicación puede poner en peligro la seguridad nacional y la estabilidad social”.
De manera que, en contra de las regulaciones internacionales, finalmente nunca se sabrá con certeza por qué cayó este avión y sólo quedarán las especulaciones como única pista de lo sucedido.