
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) advierte que los retrasos de los fabricantes en entregas de nuevas aeronaves han alcanzado su máximo histórico, lo que está provocando “una grave limitación de capacidad que impide a las compañías satisfacer la demanda creciente” (Las aerolíneas, en jaque por los retrasos de Boeing y Airbus).
Según sus estimaciones, en el periodo comprendido entre 2019 y 2025 se ha acumulado un déficit en la producción de aproximadamente 4.814 aviones. Calcula así que “la industria precisa de 5.352 unidades”
Esta situación, que de momento no tiene visos de solución, ha obligado a las aerolíneas a prolongar la vida útil de aviones “más antiguos y menos eficientes”, con la consecuente merma tanto en términos de rentabilidad como de sostenibilidad.
IATA explica que el principal problema está en “las interrupciones persistentes en la cadena de suministro, en particular en la fabricación de motores y en la logística de componentes”. Detrás de las mismas estaría la paralización que sufrió el negocio en pandemia, “llevando al desgaste laboral, a las insolvencias de proveedores y a la pérdida de conocimientos industriales”.
El lobby aéreo explica que, ante esta problemática, que empezó antes de la pandemia y se agravó con la misma, las aerolíneas están teniendo que “revisar sus planes de ampliación o renovación de flota”, con “el grave impacto” que ello conlleva. Revela, además, que, de no haber sido por el Covid, las aerolíneas habrían necesitado 10.000 aviones adicionales para satisfacer la demanda.