
Es imposible alterar el ritmo de funcionamiento en los aeropuertos de Doha, Qatar y Dubái, sin que aquello derive en un caos. Tal es el flujo de viajeros que es necesaria la constante salida de aviones para evitar el colapso. Pero ni Qatar Airways ni Emirates han podido volar este lunes y parte del martes, por razones de seguridad (Qatar cierra su espacio aéreo por la guerra de Irán).
Las cancelaciones suponen que, en los siguientes aviones, cuando vuelen, habrá exceso de demanda, con un atasco monumental. En estos dos aeropuertos los problemas son muy notables porque un ochenta por ciento de los pasajeros están en tránsito y apenas un 20 se quedan en las respectivas ciudades.
Los medios de comunicación recorren las interminables instalaciones de las dos ciudades recogiendo toda clase de testimonios desesperados. Hay viajeros que retornan a sus casas y otros que iban a empezar sus vacaciones, pero que han quedado varados. Las colas son interminables, con constantes conflictos porque siempre alguien se salta su turno.
Un total de 250 vuelos fueron cancelados en el aeropuerto Hamad de Doha, mientras que 238 fueron retrasados; en Dubái, por su parte, 145 se suspendieron y los retrasos afectaron a 450 vuelos. Qatar Airways, que reinició sus operaciones este martes, espera que el jueves vuelva la normalidad.
Ya antes de los cierres de los dos aeropuertos se venían registrando desvíos y cancelaciones. Este martes, incluso después del anuncio de alto el fuego, un nuevo ataque de Israel volvió a provocar desvíos.