
Como ya ocurrió durante los ocho años en los que Baleares fue gobernada por el Partido Socialista acompañado de otros partidos de izquierdas, la sensación de saturación turística que saca a la calle a miles de manifestantes tiene una solución infalible: que vuelva a gobernar la izquierda.
En los ocho años en los que Armengol fue presidenta de Baleares, no hubo ni una manifestación pese a que la sensación de saturación fue igual, excepto cuando hubo pandemia. Durante esos años, el gobierno de izquierdas aprobó que entraran al mercado legalmente más de cien mil apartamentos y casas que se comercializan a través de plataformas como Airbnb y nadie dijo ni una palabra.
El grupo ecologista más importante prácticamente nunca emitió un comunicado y cuando lo hizo jamás fue duro con el gobierno. Existió un segundo grupo ecologista, Terraferida, que sí destacó cómo la izquierda aplicaba políticas desarrollistas, pero su principal promotor lo disolvió antes de la última campaña electoral diciendo que era imposible hacer nada contra la izquierda porque las presiones que recibía eran insoportables.
De hecho, el verano de 2022, con Armengol en el Gobierno, las carreteras estuvieron saturadas como ahora pero no hubo movilizaciones.
Antes, la izquierda construyó una autopista entre Llucmajor y Campos, a la que jamás llamaron tal cosa y que tampoco provocó la menor protesta.
Por supuesto, el regreso de la izquierda dejaría las manifestaciones en nada, por razones siempre muy misteriosas. Esa sería la solución, porque aplacaría la sensación de agobio. Al menos de mucha gente.