
Es posible que la comisión que investiga el siniestro de Air India, cuyo saldo de víctimas es de 242 personas a bordo del avión y 39 en tierra, tenga más información, pero el ejército de expertos que maneja información en paralelo ha llegado al desconcierto total (Caos total en la aviación india por la acumulación de cancelaciones).
Lo que sabe con certeza es que no hubo problemas con los flaps y que si se desplegó el RAT, sistema de producción alternativo de energía, es porque fallaron los dos motores. Se ha filtrado que los pilotos hicieron todo lo que estaba a su alcance, pero no consta que hayan cometido algún error. Los especialistas empiezan a necesitar más datos para poder orientarse en esta situación.
Nadie se explica ese ruido que el superviviente dijo haber oído al despegar ni tampoco las anomalías eléctricas, que pocos asocian con un paro de los dos motores. Nadie tampoco cree posible que se haya producido un efecto vapor con el combustible, posible pero tan inusual que nadie lo considera ni remotamente probable, sobre todo porque las temperaturas tampoco eran máximas de verdad. Tampoco pudo haber habido una contaminación del combustible, que habría debido de tener consecuencias en otros vuelos.
El miedo de pasajeros y pilotos sigue provocando cancelaciones de vuelos en India, pese a que las inspecciones siguen sin detectar fallo alguno en la flota de Boeing 787 del país.