
El Gobierno de Donald Trump está estudiando el cierre de fronteras, hoy en vigor para todos los ciudadanos de 12 países, a otros 36, hasta alcanzar los 48. Toda África y muchas islas del Caribe y la Polinesia, incluidas (Las agencias emisoras se resienten por el efecto Trump).
Según publica The Washington Post, el Gobierno está trabajando en la ampliación del número de países cuyos ciudadanos no podrán entrar, sea cual sea su relación. El motivo que se aduce es la frecuencia con la que la documentación de los viajeros con estos pasaportes es falsa. Trump había aprobado esta medida en su primer mandato, pero Biden volvió atrás.
A día de hoy, los ciudadanos de Afganistán, Birmania, Chad, Congo Brazzaville, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Libia, Irán, Somalia, Sudán y Yemen tienen vetada la entrada. Los 36 nuevos países que se contempla como sospechosos serían Angola, Antigua y Barbuda, Benín, Bután, Burkina Faso, Cabo Verde, Camboya, Camerún, Congo, Yibuti, Dominica, Etiopía, Egipto, Gabón, Gambia, Costa de Marfil, Kirguistán, Liberia, Malawi, Mauritania, Níger, Nigeria, Santa Lucía, Siria, Senegal, Tanzania, Santo Tomé, Tonga, Tuvalu, Uganda, Vanuatu, Zambia y Zimbabue.
Observen la presencia de Egipto, Cabo Verde, Nigeria o Etiopía, que, aunque con problemas económicos, están abiertos a todo el mundo, o islas como Tonga, Tuvalu o Vanuatu, de ínfimo peso demográfico.