
Realmente es un escándalo: las principales aerolíneas de Estados Unidos han vendido los datos de sus clientes, de forma secreta, a la Customs and Border Protection, que es como la Hacienda española, aunque especializada en fronteras y cuestiones fiscales relacionadas con ello. El Gobierno tiene prohibido decir públicamente dónde obtuvo los datos que emplea, pero los medios han sabido que una organización propiedad de las aerolíneas, que maneja sus datos, llevó a cabo la venta.
Además de todas las ‘grandes’ americanas, Lufthansa y Air France se encuentran entre las afectadas. En total 240 aerolíneas ceden sus datos a esta organización a través del “travel intelligence program”.
La agencia estatal compra esos datos para usarlos directamente cuando los necesita o para entregárselos a otras agencias públicas americanas que quieren saber datos de los contribuyentes como tarjetas de crédito empleadas, frecuencia y destino de los viajes, nombre y más detalles.
Hay constancia de que se han vendido al menos mil millones de datos correspondientes a 39 meses de historia de viajes. Hay ciertos datos que por razones técnicas no estaban disponibles. Por ejemplo, los billetes comprados directamente a las aerolíneas no constan. En cambio, todos los viajes corporativos o los que se han comprado con un intermediario sí han sido registrados y vendidos.
Hacienda dice que respeta la privacidad y que sólo usa los datos en investigaciones que ya estaban en marcha y no crea nuevos casos a partir de esta información.
Los congresistas que han hecho la investigación han mostrado su estupor por lo ocurrido, lo que permite suponer que el asunto no acabará aquí.