

La manifestación tendrá como lema «Per una vida digna. Aturem la turistificació». Según el GOB, «ante el agravamiento de los efectos sociales y ambientales derivados del modelo turístico masivo, denunciamos el impacto insostenible de la turistificación. La manifestación quiere ser una respuesta colectiva frente a la crisis de vivienda, el colapso ambiental y la pérdida de calidad de vida que sufren las Islas».
Sin embargo, el ecologismo en 2022 hizo autocrítica y admitió haber errado en apoyar el alquiler vacacional a causa hace casi una década de su obsesión por perjudicar los hoteleros, aún a expensas de que la ciudadanía resultase todavía más dañada (El ecologismo admite haber errado en apoyar el alquiler vacacional por su obsesión contra los hoteleros).
Según Amadeu Corbera, presidente del colectivo ecologista, “cada año vamos a peor. Este sistema de colapso absoluto ya era evidente desde 2015”. Corbera advierte a Última Hora que “hay una falacia, en la que se piensa que lo que ocurre en Palma no tiene impacto en el resto de la isla pero lo cierto es que colapsa al mismo tiempo. Es el resultado de la desplanificación turística de una década. Lo que sucede en Palma tiene graves impactos en los pueblos de alrededor”.
Corbera advierte que en el caso del alquiler turístico, “hay una estructura y unas leyes que lo permiten. Y no hay que olvidar que fue Biel Barceló quien permitió el alquiler turístico. Es verdad que se hablaba de democratizar el turismo frente a los hoteleros, pero esto ha supuesto una burbuja inmobiliaria en la isla”.
Esta vía libre para el alquiler vacacional se ha traducido en un agudo encarecimiento de la vivienda para los residentes, además de que en solo un lustro entrasen en la oferta turística tantas habitaciones como las que llevó 60 años regularizar para la hotelería (El alquiler vacacional, una plaga por prejuicios ideológicos).
Además, el alquiler vacacional ha vulnerado los planes urbanísticos que delimitan las zonas en residenciales, industriales, rústicas y turísticas, sobre los cuales se planifican la asignación de recursos y servicios. Así, además de complicar el acceso a la vivienda al grueso de los locales, se ha deteriorado la convivencia en los núcleos urbanos, y se ha disparado la turismofobia como consecuencia de la saturación y masificación. Y del mismo modo, la proliferación del alquiler de corta estancia ha generado menos impuestos para las arcas públicas que el que genera un mismo turista alojado en un hotel, a la vez que la creación de empleo es netamente inferior.