
Los inversores parecen haberse cansado de esperar. El valor se ha derrumbado una vez se ha sabido que el eterno problema con los motores prácticamente sigue igual (Airbus complica a Wizz Air, un cliente suyo en exclusiva).
Los beneficios en la aerolínea cayeron en el último año de los 369 millones de libras a apenas 141, por la razón de siempre: sus aviones siguen en reparación, como viene sucediendo desde que se acabó la pandemia. El 31 de marzo, último día de la contabilidad del ejercicio pasado, 40 aviones estaban en tierra. Hace una semana, eran 37 aviones. Para septiembre se espera que sólo sean 34. Las acciones, que en 2021, en plena pandemia, llegaron a las 550 libras en la Bolsa de Londres, han caído ahora a las 102, de lo cual casi un 30 por ciento se produjo esta semana.
Jozsef Varadi dijo que “hoy Wizz Air es una compañía resiliente”, pese a tener una parte sustancial de la flota en tierra.
Las expectativas son de que el problema se vaya arrastrando hasta 2027, aunque sistemáticamente la compañía lleva años que las cosas están en vías de solución.
Pratt & Whitney, el fabricante de los motores, ha asegurado que pagará una segunda indemnización por los daños causados, pero los inversores quieren tener la propiedad de una aerolínea y no de un beneficiario de ayudas.
El enfado del mercado también está vinculado al recuerdo de lo que se dice de año en año. Russ Mould, director de la casa de inversiones, explica que “la aerolínea dijo que es un año de resiliencia cuando debería haber dicho de horror”. Añadió que Wizz Air algún día fue agresiva en el mercado, incluso intentó comprar Easyjet, pero eso es un recuerdo. Los accionistas incluso hablan de que la empresa puede ser una “presa” para un inversor.