
En 2019, Ryanair y el Gobierno de Malta acordaron unas condiciones especiales para que Ryanair pusiera una base permanente y para que creara una filial en la isla. No trascendió pero obviamente, el país debió de ofrecer unas condiciones excelentes a Ryanair (Ryanair: Malta ha de pedir la excepción insular en Europa).
Como naturalmente Malta no se fiaba de Ryanair, exigió una ‘golden share’ en el capital de la nueva empresa, Malta Air, que no tiene nada que ver con Air Malta, la aerolínea pública hoy disuelta.
Esa única acción del gobierno servía para controlar que Ryanair cumpliera sus compromisos que básicamente consistían en favorecer el turismo en la isla, cosa que la aerolínea estatal nunca consiguió promover. Efectivamente, hoy la low cost irlandesa transporta incontables viajeros al destino y ha matriculado 136 aviones 737 tradicionales y otros 43 Max en Malta, con la matrícula 9H de la isla.
Finalmente, Malta ha acordado desprenderse de esa acción que, pese a ser única, le daba poderes importantes. Gulliver Holdings, la sociedad irlandesa que emplea la aerolínea, ha comprado por 25 mil euros la única acción y ahora el cien por ciento de Malta Air ya es de Ryanair.