
Acaba mayo y una pasajera que volaba de Shanghái a Chengdu, en China, se vio sorprendida con el título de “viajera 2.000.000” del nuevo avión comercial de concepción y fabricación completamente china. Lo que antes ocurría en España con el número de turista (Revés de Europa al C919 chino: frenazo a su certificación).
A día de hoy, dos años y medio después de haber sido entregado el primer avión, apenas hay 18 C919 volando, todo en manos de aerolíneas estatales chinas, que operan en 24 rutas uniendo 16 aeropuertos.
Lo más importante para los chinos, con razón, es que el C919 no ha presentado incidentes importantes. Un problema como los que ha sufrido el 737Max, sin llegar incluso a los siniestros mortales, habría sido probablemente letal para el proyecto. Pero no, han sido 28 mil horas en 11.400 vuelos sin problemas relevantes, o sea no superiores a los que se consideran normales.
Dieciocho aviones operativos en más de dos años dista de la producción mensual de Boeing de su famoso 737, del cual ya está por alcanzar los 38 mensuales, el máximo autorizado por el gobierno americano. Airbus, por su parte, también ronda los 40 aviones de la familia 320 por mes.
Comac, el fabricante del avión, tiene previsto un fuerte incremento de la producción del C919, con la intención de que en cinco años puedan alcanzar los 150 aviones anuales, o sea unos 12 mensuales.