
Hace pocos días se informaba de que los aviones de Ryanair vuelan casi vacíos entre Europa y Marruecos, pese a lo cual mantiene una nutrida red de rutas aéreas con ese país. Ahora es Transavia Francia que ya dispone de una importante presencia en el país y que añade para el invierno que viene, desde el primero de noviembre, otras catorce nuevas rutas (Ryanair acumula meses con vuelos semivacíos entre España y Marruecos).
Hay que decirlo: Transavia admite en su anuncio que este despliegue es el resultado del acuerdo de la aerolínea con la Oficina de Turismo de Marruecos. O sea, dicho en lenguaje claro, que hay subvenciones para estas nuevas rutas. Como las hay para Ryanair.
Transavia fundamentalmente va a conectar los aeropuertos secundarios franceses (Marsella, Burdeos, Toulouse, Biarritz, Deauville, Montpellier, Lille, Brest y Rennes) con aeropuertos como Marrakech, Agadir o Dakhla.
No sólo eso: se atreve a establecer rutas entre algunos de estos destinos marroquíes y Berlín o Venecia, operando entre países que no son el suyo.
Marruecos tiene muchas ventajas para competir en el turismo. La más importante es su clima que en invierno es muy aceptable, como ocurre con Canarias. Su producto es absolutamente sorprendente para los europeos y, encima, los precios son en general muy asequibles. El año pasado y lo que va de 2025 el país está recibiendo grandes flujos de turismo, en buena medida por la fuerte presencia de aerolíneas europeas de low cost.