
Ahora resulta que no sólo hay que diseñar rutas y poner precios, sino que también hay que disponer de los aviones y de los pilotos para atender esos servicios, y Swiss, al parecer, no los tenía (Lufthansa se hace la suiza para eludir los aranceles).
La aerolínea del grupo Lufthansa ha informado de la cancelación de unos 1.400 vuelos para este verano por falta de aviones y de pilotos. La ruta a Shanghái y la de Chicago serán las más afectadas en el largo radio.
Al parecer, hay muchas razones para este desaguisado: hay un nuevo convenio colectivo que reduce las horas de trabajo de los pilotos y también ha habido más bajas por enfermedad y por maternidad o paternidad de lo esperado. Y, además, ha habido que destinar muchos pilotos a la formación en los nuevos A350, con lo que la disponibilidad de tripulación se ha reducido.
Pero también hay problemas con la flota. Uno ya conocidísimo: Swiss es, con Air Baltic, uno de los principales operadores del A220, en su versión motorizada con Pratt & Whitney. Actualmente hay cinco aviones de este modelo, de corto radio, fuera de uso por los problemas con los motores.
Todo eso ha conducido a que Swiss descubra ahora que no puede atender todo lo que pensaba volar este verano y ahora esté desandando el camino. No es exactamente lo que uno conocía como “precisión suiza”, porque antes de ofrecer rutas y vuelos hay que analizar los datos y no al revés.