La hostelería española se enfrenta a una crisis de talento estructural que pone en jaque la recuperación del sector
Con la temporada alta a las puertas, el sector de la hostelería en España vuelve a enfrentarse a un viejo enemigo: la falta de personal. Más de 100.000 vacantes podrían quedar sin cubrir este verano, según estimaciones de empresas de recursos humanos especializadas. La cifra contrasta con la realidad del país, que está en el pelotón de cabeza del paro juvenil en Europa, detrás de Suecia y Rumanía. Esta aparente paradoja refleja un problema mucho más profundo que va más allá del tópico “los jóvenes no quieren trabajar”: el desajuste estructural entre lo que el sector necesita y lo que está dispuesto a ofrecer.
Una crisis de talento anunciada
La hostelería española emplea a más de 2,7 millones de personas y supone cerca del 15% del empleo total y del 14% del PIB, según datos del INE y Exceltur. Sin embargo, tras la pandemia, muchos trabajadores abandonaron el sector por la falta de estabilidad, los bajos sueldos y las condiciones laborales poco atractivas.
A día de hoy, el 95% de los trabajadores considera que el salario no compensa el esfuerzo. Algunos sueldos llegan a ser un 40% inferiores al promedio nacional, y la estacionalidad sigue marcando el ritmo de contratación en destinos vacacionales. A esto se suma un problema de fondo: el 42,9% de los empleados del sector no supera la educación obligatoria, lo que complica aún más la profesionalización de los equipos.
El discurso del «no quieren trabajar»
En medios de comunicación y redes sociales, proliferan las quejas de empresarios que aseguran que “los jóvenes no quieren trabajar”. Sin embargo, cada vez más voces dentro del propio sector advierten del riesgo de caer en ese relato simplista.
“El abandono del talento joven no se debe a falta de ganas, sino a exceso de desprecio”, señala Alberto Gómez Puente, profesional con 16 años de experiencia en la gestión de alimentos y bebidas. “He visto cómo se normaliza el maltrato, el liderazgo incoherente y la falta de reconocimiento. Y cuando la gente se quema y se va, la culpa siempre es suya”, denuncia.
La desmotivación no nace de la nada. Horarios improvisados, falta de formación, turnos sin descanso y ausencia de cultura del reconocimiento son prácticas habituales que, lejos de fomentar la fidelidad, expulsan a los perfiles jóvenes más prometedores.
¿Qué buscan las nuevas generaciones
La Generación Z y los millennials no rechazan el trabajo duro, pero sí los entornos laborales sin sentido. Quieren sentirse parte de algo, contar con líderes coherentes, recibir formación constante y tener cierta previsibilidad en sus horarios. No buscan privilegios, sino justicia.
Un equipo joven motivado no se improvisa. Se forma, se acompaña y se cuida. Según Synergie, compañía especializada en recursos humanos para hostelería, las claves para revertir la situación pasan por:
- Ofrecer formación adaptada a la realidad del sector.
- Implementar políticas de conciliación y bienestar emocional.
- Apostar por la tecnología como aliada del talento, no como sustituta.
- Profesionalizar oficios tradicionalmente precarios.
- Aplicar liderazgos coherentes, presentes y humanos.
Europa también busca respuestas
España no es el único país afectado por la escasez de personal. El fenómeno es global y tiene implicaciones profundas en la recuperación turística. Algunos países están poniendo en marcha estrategias innovadoras que podrían inspirar al mercado español.
- Reino Unido: más de 170.000 vacantes en hostelería. La asociación UKHospitalitypropone un plan en cinco ejes: formación, calidad de vida, reputación del sector, reformas estructurales y apertura migratoria.
- Francia: escasez de 71.000 empleados. El gigante Accor organiza jornadas de contratación exprés con formación inmediata, mientras el gobierno endurece el acceso a ayudas para incentivar el empleo.
- Italia: faltan entre 140.000 y 250.000 profesionales. El Estado ofrece seguros médicos complementarios y financia la formación continua para mejorar las condiciones del sector.
- Oriente Medio: Arabia Saudí y Emiratos prevén necesitar más de 80.000 nuevos empleados. Responden con campañas de orgullo profesional, escuelas especializadas y acuerdos con universidades para formar a jóvenes con habilidades en turismo y hostelería.
España: primeros pasos hacia el cambio
En nuestro país, algunas cadenas hoteleras han empezado a reaccionar. Se ofrecen bonus por contratación, alojamiento incluido, seguros médicos o acceso a formación. También el gobierno ha anunciado un nuevo Reglamento de Extranjería con medidas para flexibilizar los permisos de trabajo para estudiantes extracomunitarios y atraer talento extranjero.
A pesar de estas iniciativas, el reto sigue siendo mayúsculo. La proyección a 2030 es clara: España necesitará incorporar cerca de 900.000 profesionales al sector turístico, pero actualmente solo acceden al mercado laboral unos 50.000 cada año, según McKinsey.
La gran pregunta: ¿cómo lideramos el cambio?
Liderar no es mandar, es acompañar. En palabras del propio Alberto Gómez, “la autoridad ya no se impone a gritos, se gana desde la coherencia y el respeto”.
Para fidelizar talento, hace falta:
- Planificar con antelación los turnos y roles.
- Escuchar de forma activa y dar feedback constructivo.
- Formar, no solo exigir.
- Reconocer el esfuerzo.
- Promover trayectorias profesionales reales dentro de los equipos.
Y así lo corrobora Jorge Álvarez, CEO de Spirit Hotels & Apartments: «Nuestros empleados trabajan con libertad, no tienen esa presión de tener al jefe detrás«. Su estrategia es tan eficaz, que en 2024 ganó el premio a Mejor Gestión de Talento en los reconocimientos que otorga TecnoHotel. Como no podía ser de otra forma, este año, Jorge es parte del jurado y portavoz de esa categoría.
Conclusión: una oportunidad para redefinir el sector
La escasez de personal en hostelería no es una simple consecuencia de la pandemia o de un cambio generacional caprichoso. Es el síntoma de una estructura que necesita reinventarse. Si el sector quiere seguir siendo competitivo, debe atraer y retener talento desde la dignidad, el crecimiento y el propósito.
La buena noticia es que muchas soluciones están ya al alcance. No requieren grandes inversiones, sino decisiones valientes. Apostar por las personas no solo mejora los resultados, sino que construye marcas con identidad, equipos duraderos y experiencias memorables para el cliente.
¿Qué tipo de líder estás siendo tú?
“¿Qué tipo de jefe fuiste esta semana? ¿Y qué tipo de jefe recuerdas con respeto?”.
La respuesta a esa pregunta puede marcar la diferencia entre vacantes eternas o equipos estables.
Apéndice | Si no hay personal, ¿siempre nos quedarán los robots?
La escasez de talento en la hostelería ha reavivado el interés por soluciones tecnológicas que ayuden a reducir la dependencia de personal. Desde robots camareros hasta sistemas automatizados de check-in, el avance de la digitalización plantea una pregunta inevitable: ¿puede la tecnología suplir la falta de personas?
La respuesta, como casi siempre, es matizada.
Los robots no vienen a sustituir, sino a complementar. En muchas operaciones repetitivas —como transportar bandejas, limpiar habitaciones o servir pedidos en restaurante— ya existen soluciones automatizadas que mejoran la eficiencia y liberan al personal humano para tareas de mayor valor añadido.
En países como Japón, Corea del Sur o China, la robótica aplicada a la restauración y el alojamiento lleva años en fase avanzada. En Europa, cadenas como Yotel o easyHotel han adoptado soluciones de self check-in, domótica y gestión remota que permiten operar con plantillas más reducidas.
Sin embargo, la hospitalidad no es solo eficiencia. Es empatía, adaptación y gestión emocional. Ningún algoritmo, por muy sofisticado que sea, puede leer con precisión el lenguaje no verbal de un cliente insatisfecho, resolver un conflicto entre comensales o anticiparse con calidez a una necesidad inesperada.
“La tecnología no sustituirá al talento humano, pero será clave para facilitar su trabajo”, afirman desde HOTREC, que aboga por un uso estratégico de las herramientas digitales en combinación con políticas de formación y retención del personal.
Además, la implementación de soluciones robóticas implica inversión, mantenimiento, y una nueva cultura de gestión. No todos los establecimientos, especialmente los pequeños negocios familiares, pueden permitirse esa transición sin apoyo público o colaboraciones sectoriales.
¿Hacia una hostelería híbrida?
Aun así, el futuro del sector apunta a un modelo híbrido, donde la tecnología asuma lo mecánico y el personal lo emocional. Sistemas de IA para gestionar reservas, control energético o rotación de inventario convivirán con equipos humanos más formados, más motivados y más especializados.
Si la tecnología se usa para mejorar las condiciones de trabajo, reducir la fatiga y permitir jornadas más humanas, será una aliada clave para el cambio cultural que el sector necesita.
Porque ni los robots pueden sustituir la calidez de un buen anfitrión, ni los humanos deberían hacer el trabajo de una máquina.
Fuentes consultadas
- INE, Eurostat, McKinsey, WTTC, HOTREC, Synergie.
- Entrevistas y testimonios recogidos por TecnoHotel.
- La Sexta, ‘Xplica’, UKHospitality, Ministerio de Inclusión y Seguridad Social.
- Informes públicos y medios especializados en gestión hotelera.
Imágenes cedidas: Freepik, Kate Townsend en Unsplash
