
Pocas sagas empresarias, sí alguna, han tenido en España una trayectoria tan cargada de sobresaltos como la de los Hidalgo. Pero todo lo destapado la pasada semana ha entrado en otra dimensión.
Nunca se habían llegado a los límites de que testigos declarasen su presencia en la entrega de una bolsa con medio millón de euros al entorno de los gobernantes más poderosos tras recibir el mayor rescate estatal de la historia. Nunca tampoco, a que se revelasen unas comunicaciones donde se decía que se iba a “cortar las venas” si no le llegaba la ayuda pública pronto. Ni nunca antes que se presentase una querella sobre este asunto, ni a que la Audiencia Provincial considerase que el caso tiene sustancia como para que se aborde separadamente del caso que investiga el juez Peinado (El soborno de 500.000 € de Hidalgo a Ábalos, contado por la ex de Aldama).
Y eso que los Hidalgo las han vivido de todos los colores. Sus empresas ha sido condenadas por el mayor fraude al Estado de la historia por el descuento de residente. También sufrieron un misterioso robo de un maletín en el aparcamiento de su oficina. Vivieron una separación matrimonial, y una carta de despido a los hijos, además de una pelea entre los hermanos accionistas. Fueron objeto de una orden de busca y captura por parte de la Justicia dominicana. Recurrieron a Zapatero para recuperar sus millones retenidos en Venezuela. Se les condenó a una gran multa de Hacienda. Se sucedieron sus directores generales. Se frustró su operación con Iberia. Por supuesto, la crisis del coronavirus. Y se indignaron por la forma en la que Barceló les expulsó del capital de la matriz de Halcón y Travelplan, y tuvieron que vender sus mejores hoteles en España a Stoneweg.
Pero jamás habían protagonizado la actualidad de esta forma por descubrirse distintas pruebas, alcanzando al núcleo de La Moncloa. Jamás un caso había alcanzado esa contundencia jurídica de la acusación, entre tanto rechazo social. Ni tampoco los principales periodistas del país, algunos antiguos íntimos, siendo los más incisivos. Ni mucho menos, llegando el caso a instancias comunitarias.
La novia de Koldo y la UCO han puesto patas arriba un caso que parecía que podía acabar salvándose de una condena ante la falta de evidencias más concluyentes. Hasta el propio presidente Pedro Sánchez ha sido descubierto reflejando su recelo a que los Hidalgo siguieran en el capital de Air Europa, por su particular perfil. Las llamadas a su esposa Begoña Gómez de Javier Hidalgo, las visitas de esta al despacho del segundo, los viajes juntos, los patrocinios… Ahora sí, se han acumulado las pruebas, aunque en política de este país y en la justicia, el pasado de esta saga demuestre que al final la mayoría de veces todo se olvida, y se tira p’alante. Pero esta vez se superarían. Sería el no va a más.