
No se trataba de un experimento para saber si los aviones pueden volar sin pilotos sino de un gravísimo incidente que conocemos ahora, pero tuvo lugar el 11 de abril de 2024 sobre cielos españoles, según publica la Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (CIAIAC) de España.
El vuelo afectado era el LH1140 que iba de Frankfurt a Sevilla. Se trataba de un Airbus A321 con matrícula D-AISO, que llevaba 199 pasajeros y seis integrantes de la tripulación. Volaba a 35 mil pies, cerca de Madrid.
En un momento del viaje, el comandante abandona la cabina para ir al servicio. Inmediatamente antes, los dos pilotos tuvieron una conversación sobre el tiempo sin que hubiera nada anormal no sólo en la meteorología sino en la conducta de los dos pilotos. Apenas el piloto sale, el copiloto tuvo una inesperada y profunda alteración, justamente cuando estaba solo en la cabina, al punto de que fue incapaz de avisar a otros tripulantes de lo que le ocurría.
Más serio, durante ese tiempo, el copiloto tocó involuntariamente algunos mandos del avión, aunque el piloto automático siguió conectado y fijando el rumbo.
Pasados unos diez minutos, el piloto se vio obligada a activar un código de emergencia para abrir la puerta, porque el copiloto no le abría. Aunque, antes de completar el acceso de emergencia, el copiloto logró abrir desde el interior de la cabina.
Inmediatamente que el piloto entró en la cabina y tuvo conciencia de la situación del copiloto, aterrizó de emergencia en Madrid, para obtener atención médica para su compañero.
El avión tomó tierra sin incidencias adicionales. El copiloto se recuperó posteriormente.