Ni la industria automovilística, ni la química, ni la alimentaria, ni la de la tecnología de la información, ni siquiera el petróleo: hoy, según los últimos datos oficiales, el turismo es el sector económico que aporta mayores ingresos a Marruecos, superando con su crecimiento de 2024 y lo que llevamos de este año a todos los demás (Canarias atisba como ya Marruecos le empata en cantidad de turistas).
La información estadística que acaba de publicarse dice que los viajes aportaron 17.620 millones de dirhams en el trimestre, con un aumento del 1,5 por ciento respecto del trimestre precedente. Dentro de ese capítulo está la visita de 4 millones de turistas, con un incremento del 22 por ciento sobre el mismo periodo del año anterior.
Coinciden muchos factores para estas cifras tan alentadoras, algunos muy casuales: aumento de la movilización de la diáspora marroquí en el exterior, la aparición de nuevos mercados de procedencia de turistas, la mejora de la oferta aérea que debe leerse sobre todo como el papel de Ryanair, el gasto en infraestructuras turísticas y la promoción del destino (Ryanair abandona rutas llenas en España mientras vuela semivacía a Marruecos).
El Gobierno está satisfecho porque el turismo, por mil motivos, había sido una apuesta frustrada durante años. Marruecos lleva manteniendo su apuesta, pero las circunstancias del contexto, con algunos atentados en el propio país, así como la pandemia y situaciones en otros lugares, complicaron el objetivo que, finalmente, se va concretando.
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