
Éstos son los 12 errores más frecuentes y sus soluciones
1. Velocidad de carga lenta: “esperando… esperando… cancelando”
Un segundo de más y puf, adiós cliente. Según Google, una web que tarda más de 3 segundos en cargar pierde el 53% de las visitas móviles. Es como si la puerta automática del hotel tardara tanto en abrir que el huésped decidiera dormir en el coche.
Solución: Optimiza imágenes, activa el uso de caché, reduce scripts innecesarios y usa herramientas como PageSpeed Insights o GTmetrix para detectar qué está ralentizando tu web.
2. Diseño no responsive: web que se pelea con los móviles
El 70% de las reservas ya se hacen desde dispositivos móviles, y si tu web parece un PDF de los 2000, tenemos un problema.
Solución: Utiliza un diseño responsive que se vea bien en todos los tamaños de pantalla. Y prueba tú mismo desde el móvil: si te da pereza reservar, al usuario también.
3. Reservar parece una yincana
¿Te imaginas tener que cruzar cinco pasillos, firmar tres documentos y hacer una reverencia para llegar a la recepción? Así se siente una web con un proceso de reserva largo, confuso o poco claro.
Solución: Un motor de reservas integrado, intuitivo, con menos clics, más claridad y traducciones decentes. Si necesitas inspiración, échale un vistazo al módulo de reservas de Mews: rápido, elegante y hecho para convertir.
4. No se entiende qué ofreces: misterio innecesario
Nadie debería bucear entre menús confusos o textos interminables solo para saber si puede hacer check-out tarde o si el hotel acepta mascotas. Recuerda: si un usuario no encuentra lo que busca en menos de 10 segundos, lo más probable es que cierre la pestaña y se vaya a otra web que hable claro y directo.
Solución: Muestra de forma clara y jerárquica todos tus servicios, lo que incluye la reserva, políticas, horarios y ventajas. Transparencia = confianza. Confianza = reservas. Y si puedes usar iconos visuales para reforzar la información, mejor aún: menos texto, más claridad.
5. Fotos que asustan (o aburren)
Las imágenes son la carta de presentación de tu hotel. Si las fotos están desenfocadas, con iluminación lúgubre o muestran habitaciones tristes… estás diciendo “aquí no hay amor”. Y cuidado, que el problema también puede ser el contrario: cuando escuchas a un huésped decir “¡es mucho mejor que en las fotos!”, puede sonar a halago, pero en realidad es un palo disfrazado. Lo sé porque lo he vivido durante mis años como recepcionista. ¿La intención? Buena. ¿El mensaje? Estás perdiendo oportunidades antes siquiera de empezar.
Solución: Invierte en fotografía profesional y muestra imágenes actuales, reales y bonitas: habitaciones bien hechas, zonas comunes cuidadas y comida que de verdad apetezca. Nada transmite más confianza que ver exactamente lo que te vas a encontrar… y que además luzca espectacular.
6. Sin llamadas a la acción claras: ¿y ahora qué?
Tienes un botón de “Reservar” que parece esconderse como si fuera tímido. Peor aún, hay varios. Uno dice “Consulta disponibilidad”, otro “Ver precios”, otro “Haz tu reserva aquí (más o menos)”. Es como si cada botón hablara su propio idioma. Resultado: el cliente no sabe a cuál hacer clic… así que no hace clic en ninguno. Se frustra. Se va. Reserva en otro lado.
Solución: Usa botones grandes, visibles y con mensajes claros. Nada de ambigüedades ni frases creativas que confundan. “Reserva ahora”, “Ver disponibilidad” o “Mejor precio garantizado” funcionan porque dicen exactamente lo que el usuario espera. Escoge uno y sé coherente: usa el mismo mensaje en todas las páginas clave (inicio, habitaciones, ofertas). Y colócalo en un lugar destacado, idealmente visible sin hacer scroll, como quien deja la llave justo encima del mostrador. Fácil de ver, fácil de usar.
7. No fomentar la reserva directa: autogol digital
Si tu web no ofrece incentivos claros para reservar directamente, estás invitando al usuario a buscarte en una OTA. Y ya sabemos lo que eso significa: comisiones, comisiones y más comisiones. Literalmente, estás pagando por no controlar la relación con tu propio huésped.
Solución: Promociones exclusivas en la web, late check-out gratuito, upgrades sorpresa, descuentos por fidelidad. Lo que sea, pero que haya una razón evidente (y visible) para reservar contigo. Y, por supuesto, acompáñalo de una estrategia de marketing digital bien afinada: campañas dirigidas, remarketing, newsletters que no acaben en la papelera y presencia constante en los canales donde están tus huéspedes. La reserva directa no se consigue sola, se cultiva.
8. Web desactualizada: eventos de 2019 y promociones navideñas… en abril
Una web desactualizada transmite dejadez, falta de atención y lo peor: poca fiabilidad. Y eso, en la era digital, es letal. Este tipo de errores pueden hacer que un huésped potencial abandone la página sin siquiera explorarla. Porque si no te molestas en mantener tu web al día, ¿cómo sabrán que prestas atención a los detalles importantes durante su estancia?
Solución: Revisa y refresca tu web periódicamente. Cambia banners caducados, retira promociones pasadas y mantén actualizados los horarios, tarifas, eventos, menús, etc. Una vez, un huésped llegó convencido de que el desayuno era gratis porque lo había leído en la web. Spoiler: era una promoción antigua que nadie actualizó. Resultado: cara larga, discusión en recepción y una mala reseña.
9. No aparece en Google (o aparece enterrado junto a dinosaurios)
Puedes tener la mejor web del mundo, pero si nadie la encuentra, es como tener un hotel secreto. Y no en modo cool, más bien en modo “desaparecido en combate”.
Solución: SEO básico: títulos con palabras clave (hotel en [tu ciudad]), descripciones atractivas, enlaces internos, textos originales. Y no olvides de la ficha de Google My Business actualizada.
10. No está conectada con redes sociales
¿Tienes una cuenta de Instagram divina, pero desde la web no se puede acceder? ¡Oportunidad perdida! Me pasó con un hotel rural que publicaba unas fotos increíbles de su brunch de domingo. Fui directo al enlace y terminé en la página de inicio, sin rastro del brunch por ninguna parte. Resultado: cerré la pestaña y reservé en otro sitio que sí me facilitó el camino.
Solución: Integra tus redes en la web, y viceversa. Que los usuarios puedan ver fotos de Instagram, leer reseñas y compartir contenido con un clic.
11. Nada de accesibilidad: solo funciona para ese huésped “perfecto”
Hay webs que parecen pensadas solo para ese huésped ideal: ve perfecto, escucha todo, tiene pulso de cirujano y paciencia de monje zen. Pero en la vida real, muchos usuarios tienen dificultades visuales, auditivas o motoras, o simplemente están cansados, tienen prisa, o no quieren pensar demasiado. Y si tu web no está preparada para ellos, no solo estás dejando a gente fuera, estás perdiendo reservas.
Solución: Aplica buenas prácticas de accesibilidad: textos claros, botones grandes, buen contraste de colores, navegación por teclado y descripciones en imágenes. No solo es más justo, también mejora tu SEO y amplía tu público. Todos ganan.
12. No medir nada: pilotando a ciegas
Si no sabes cuántas visitas recibes, de dónde vienen o dónde abandonan los usuarios… estás adivinando. Y adivinar, en marketing digital, es como jugar a la ruleta rusa con el presupuesto.
Solución: Google Analytics, Google Search Console, mapas de calor. La información es poder, y tú necesitas ese poder para mejorar tu conversión.
Conclusión
La página web de tu hotel no es un folleto digital. Es tu escaparate, tu canal de ventas, tu carta de presentación y, muchas veces, el primer contacto real con tu futuro huésped. Si está lenta, desordenada, desactualizada o parece sacada del baúl de los recuerdos, estás perdiendo dinero. Así de simple. Corregir estos errores no requiere magia negra ni presupuestos de Silicon Valley. A veces basta con mirar tu web como lo haría un huésped con prisa, desde el móvil y con la batería al 5%. Si en ese escenario la reserva sigue fluyendo… vas por buen camino.