
El ministro de Consumo de España, Pablo Bustinduy, se lanzó a los medios a decir que quería acabar con los precios variables en la aviación. Explicó que no había justificación para que, en ciertas fechas, cuando los viajeros quieren viajar más, los precios suban. Dijo que esto era un abuso y todo lo que conlleva (Imserso: las fechas en las que los viajes costarán 100 euros más).
El ministro hace referencia al método que las aerolíneas emplean para fijar los precios: es un algoritmo que viene determinado por la relación entre oferta y demanda, lo que con una visión muy básica tiene su absurdo. Si los precios de los costes no cambian, ¿por qué van a cobrar un billete más caro?
Hay respuestas, como que también bajan más allá del coste cuando no hay viajeros suficientes, pero yo no quería hablar de esto sino de que las bases del concurso del Imserso, convocado por el Gobierno del cual forma parte y es miembro corresponsable, establecen que los precios tendrán un recargo de cien euros en los momentos de más demanda. O sea que su gobierno hace lo mismo que una aerolínea, con el agravante de que no hay una rebaja en los momentos de menos demanda.
Esperemos, pues, que en unos días el ministro anuncie que los pliegos del Imserso son retirados porque está muy feo pedir a las aerolíneas que hagan lo que el propio Gobierno no hace.
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