
Existen protocolos para algo que ocurre con alguna frecuencia en los despegues o aproximaciones a los aeropuertos: que un avión succione un pájaro. Lo que no constaba es que pueda hacer lo mismo con un conejo que, por supuesto, no estaba volando.
Ocurrió en Denver, Estados Unidos, cuando un avión de United procedía a despegar en dirección a Edmonton, en Canadá. Al despegar, la tripulación le pide a la torre que le confirme si tiene un incendio en un motor, para volver inmediatamente a tierra.
La explicación fue que el motor número dos había succionado un conejo. La potencia de los motores es tal que puede succionar pesos importantes. Hay casos de humanos que han muerto por este motivo, cuanto más un inocente conejo que debió de correr delante del avión sin suerte alguna.
El avión era un 737 y transportaba 153 pasajeros más los habituales seis tripulantes.
Los pasajeros indicaron que hubo una explosión muy fuerte y que todo comenzó a vibrar. El aparato siguió ascendiendo gracias al motor aún operativo, mientras se sucedían las explosiones en el motor accidentado, con bolas de fuego saliendo de él. Los pasajeros sentían pánico, pero la reacción de los pilotos siguió el procedimiento y el avión aterrizó poco después en el mismo aeropuerto.
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