Un avión 737 de Ryanair que volaba desde el aeropuerto polaco de Szczecin al londinense de Stansted, invadió el espacio aéreo reservado a helicópteros, creando una situación de grave riesgo, tras una pérdida de altura de 167 metros, fruto de un descuido del piloto.
La oficina que investiga los siniestros de aviación en Gran Bretaña (y también aquellas situaciones como esta, en las que no ha habido siniestro, pero sí un riesgo que perfectamente pudo haber desembocado en una catástrofe), tras investigar lo ocurrido, acaba de publicar un informe que se ha comunicado a las partes, con indicaciones para evitar su repetición.
Según la AAIB, el piloto estaba más pendiente de qué hacía el copiloto que del propio avión, por lo que por un periodo de tiempo breve perdió el control, ya en la aproximación a Stansted, cayendo más allá de lo que tenía indicado. Eso llevó al avión a entrar en una zona reservada para helicópteros. De haber uno volando, podría perfectamente haberse estrellado.
El informe también recoge el fallo del control aéreo, que debió de alertar al piloto sobre su descuido pero que estaba realizando otra tarea.
Obviamente, los pasajeros no supieron nada de lo ocurrido y el avión aterrizó sin ninguna novedad, pese a que había corrido un riesgo tan elevado sin que nadie fuera de la cabina de pilotos se enterara.
El informe ha sido comunicado a las partes para que modifique el entrenamiento de los pilotos y se incorporen los matices que se derivan de esta situación.
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