
Probablemente es el mayor juicio del sector aeronáutico de los últimos años: de un lado están las empresas que alquilan aviones y que, en general, tienen en Irlanda su base; de otro, las aseguradoras, a las que las anteriores pagan por sus aviones.
El conflicto se inicia en 2022 cuando estalla la guerra de Ucrania. Las sanciones occidentales obligan a las empresas de alquiler a cancelar sus contratos con las aerolíneas rusas. Hablamos de unos 400 aviones por los que las empresas de alquiler pagaron a los fabricantes y que tienen un valor de unos 10 mil millones de dólares (La UE actúa contra el ‘robo’ de aviones por parte de Rusia).
Los rusos, aduciendo que ellos seguían dispuestos a pagar el alquiler, no los devolvieron, de manera que las compañías propietarias se encontraron de pronto con que perdieron el control de los aviones de cuya propiedad nadie dudaba. Así que acudieron a las aseguradoras para que les indemnicen. Y ahí estalla el conflicto que ahora va a los jueces de Dublín para que dictaminen.
El asunto central es si las empresas de seguros, entre las que están Lloyd’s, Fidelis, AIG o Chubb, tienen que pagar o no a los propietarios de los aviones que se han quedado los rusos. Las aseguradoras dicen que eso no está en las pólizas.
Ha habido alguna aseguradora que ha llegado a un acuerdo modesto para evitar el juicio, pero eso no es general por lo que el conflicto llega ahora a la justicia.
En todo caso, lo que está claro es que desde ahora los contratos de las propietarias de aviones con las aseguradoras van a cambiar para incluir los casos de conflicto bélico y, por supuesto, esto encarecerá las pólizas, al menos con los países de riesgo.
El juicio durará semanas y la sentencia será ampliamente debatida. Pero aún falta tiempo.