Es viernes 7 de marzo. Se trata de la ceremonia de entrega de los premios de la competición entre escuelas que certifican el ganado vacuno del tipo Angus en Irlanda. Estamos en Croke Park. Y al escenario sube un tal Michael O’Leary, el director de la granja vacuna de Gigginstown House, el mismo que ustedes conocen por dirigir el grupo Ryanair (Michael O’Leary viaja a Madrid para mofarse del ministro Bustinduy).
O’Leary toma el micrófono para hablar de agricultura y sale en toda la prensa irlandesa porque la arma. Oigan: “Hay mucha negatividad, sobre todo respecto de la cría de ganado, respecto del metano y todos los sinsentidos parecidos. Nosotros deberíamos ampliar la cabaña de ganado en este país. Somos uno de los mejores países del mundo en producir ganado alimentado con hierba natural; deberíamos dejar de avergonzarnos de ello”, remarcó, exigiendo revertir la pérdida de ganado que vive Irlanda en los últimos años.
“Necesitamos seguir produciendo comida valiosa y no podemos dejar que estas políticas ecológicas fallidas nos amarguen. Debemos seguir comiendo así los próximos 500 años. Hagamos más ganado y más carne y tendremos una población mucho más saludable”.
Al tiempo, O’Leary indicó que es importante eliminar las emisiones de CO2 a la atmósfera, por lo que hay que facilitar que se puedan poner granjas de paneles solares en el campo. “En mi finca hemos puesto paneles que generan 80 mil euros reduciendo las facturas. Pero esos paneles me costaron 250 mil, lo mismo que la granja. No es un negocio para quien haga números”, añadió.
Y concluyó diciendo que “yo nací y me crie en una granja. Esto crea una ética del trabajo, te enseña cómo hacer las cosas. Crecer en una granja es una gran formación en la vida”. Y salió en todos los medios.
