La historia tiene un inicio bien conocido: un avión de Azerbaiyán Airlines volaba a Grozny, la capital chechena, una región de la federación rusa. Cuando se va aproximando, es atacado con misiles tierra aire, probablemente porque fue confundido con un dron ucraniano. El avión quedó seriamente dañado. Se le negó poder aterrizar en Grozny y en un segundo aeropuerto local, por lo que no tuvo más remedio que cruzar el mar Caspio hasta llegar a Aktau, en Kazakstán. Al aterrizar casi sin control, murieron 38 de las 67 personas que iban a bordo.
Esto lo conocíamos. Lo que es nuevo es que ahora Ramzan Kadyrov, el líder de la región chechena, ha concedido dos galardones a dos los integrantes de la tripulación del avión siniestrado, supervivientes del ataque. Kadyrov anunció que Zulfugar Asadov y Aidan Rahimli habían obtenido la medalla al mérito por la República Chechena por su coraje y profesionalismo. No es baladí recordar que fue el coraje y profesionalismo ante el ataque armado de la propia República Chechena.
Asadov tuvo lesiones muy graves en al aterrizaje, y sobrevivió con una operación muy delicada. Del segundo premiado se desconocen las heridas.
Kadyrov, él mismo un antiguo terrorista, anunció igualmente que va a construir un memorial con una placa en Grozny, en recuerdo de las víctimas. Chechenia ha ofrecido ayuda económica a las víctimas. Azerbaiyán rechazó la ayuda y exige que Rusia pida disculpas y admita su culpabilidad, cosa que no ha ocurrido. Según las investigaciones, probablemente el avión, un Embraer, fue alcanzado por un misil Pantsir S1, utilizado normalmente para la defensa antiaérea.
