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Más allá de la sanción, advierten del golpe que supondría el hecho de que España prohíba sus políticas de equipaje de mano
Máxima tensión en los comités de dirección de las aerolíneas que han sido sancionadas por Consumo con 179 millones de euros por el cobro del equipaje de mano. Más allá de la cuantía de la multa, lo que realmente preocupa es que el Gobierno de España consiga con su expediente prohibir el modelo de negocio de negocio de Ryanair, Vueling, Easyjet, Volotea y Norwegian (Ratificado: multa de 179 millones a las low cost por cobrar el equipaje de mano).
El tiempo juega en contra de las cinco low cost mencionadas. El problema radica en que España pretende impedir que cobren a los pasajeros por llevar equipaje de mano sin esperar al pronunciamiento de la Comisión Europea, que como adelantó Preferente ha pedido explicaciones al Gobierno de Pedro Sánchez, paso previo a la posible apertura de un expediente de infracción por saltarse la legislación comunitaria (Bruselas pide explicaciones a España por la multa millonaria a las low cost).
El temor de las aerolíneas afectadas es que el dictamen de Bruselas tarde años en llegar, lo que les obligaría a acatar, hasta que esto suceda, la polémica decisión del Ministerio de Consumo. Es por ello que todas ellas están intentando que la Audiencia Nacional decrete la suspensión cautelar del expediente sancionador, lo que permitiría ganar tiempo hasta que el órgano jurisdiccional emita su dictamen o bien hasta que la Comisión Europea tome medidas contra España.
Fuentes de algunas de las compañías afectadas coinciden en que España “se va a cargar el mercado”, acabando con un modelo de éxito que ha permitido a millones de ciudadanos volar a precios asequibles durante décadas. Si prohíbe sus políticas comerciales, las cinco aerolíneas multadas tendrán que ofrecer unas condiciones diferentes en función del origen de sus vuelos, ya que en aquellos que procedan del extranjero podrán seguir aplicándolas.
Pero la cosa no queda ahí. Al tratarse de un expediente sancionador y no de una normativa, Ryanair, Vueling, Easyjet, Volotea y Norwegian competirán en desigualdad de condiciones respecto al resto de aerolíneas.
“Es un auténtico despropósito. Es como si ahora obligamos a todos los clientes que se alojen en hoteles a pagar por el desayuno aunque no lo quieran”, lamentan. Además, advierten que los gran perjudicados serán los consumidores debido a que “de las tarifas existentes se eliminará la más barata”.