Desde este jueves, Charles Cartier ya no está al frente de Air Mauritius, la aerolínea local de las islas Mauricio, de titularidad pública. Un trío de directores se ha puesto al mando de la compañía aérea, sumida en un caos absoluto, con denuncias, dimisiones, destituciones y toda clase de anomalías.
La empresa está totalmente dividida con varios bandos de gestores enfrentados furibundamente, todo contado por los periódicos locales. La lucha está acompañada por la batalla política en la trastienda. Mientras, los aviones tienen constantes averías, se acumulan los retrasos y las cancelaciones y hasta es frecuentísima la pérdida de maletas. Un caos total en un país con un potencial enorme porque turísticamente las islas del Índico son un éxito (El coronavirus también tumba Air Mauritius).
El lío viene de atrás, pero emerge a finales del año pasado cuando los empleados hicieron pública una carta enviada al Parlamento contando los despidos injustos y los abusos de autoridad por parte de Cartier. A eso siguen dimisiones y despidos, que culminaron este jueves con la destitución del máximo gestor por parte del consejo de administración.
Air Mauritius vuela a 30 destinos con una flota de diez aviones. IAG, propietaria de Iberia, tiene el 10 por ciento del capital. Opera cuatro Airbus A330 y otros cuatro A350. Quebró durante la pandemia, pero ha podido sobrevivir con las ayudas públicas.
