Francesco Schettino era el capitán del Costa Concordia el 13 de enero de 2012, cuando el barco lleno de viajeros se dirigía de Civitavecchia, el puerto de Roma, a Savona, en la Liguria (Los supervivientes del Costa Concordia relatan su tragedia en el juicio contra el capitán).
Por orden de Schettino, viajaba demasiado cerca de la costa y por ello chocó contra un arrecife. Aparentemente el desvío del trayecto tenía que ver con un desafío personal de Schettino. Sea como fuere, cuando el barco se hunde, el capitán huye a salvar su vida, pese a que aún quedaban muchos viajeros a bordo, de los que finalmente morirían 32.
Schettino fue declarado culpable de múltiples homicidios, naufragio negligente y abandono de barco.
En 2017 fue condenado a 16 años de prisión, de los que ya ha cumplido la mitad de la condena. Por lo que puede pedir medidas alternativas. Ahora mismo ya tiene 45 días de vacaciones al año. Y pronto puede salir a la calle si la audiencia que tendrá lugar en un mes acepta su petición de libertad condicional,
“Es triste pensar que volverá a casa”, han dicho algunas víctimas según refleja la prensa italiana. Pero Schettino, que no demostró buena conducta al frente de un barco, sí ha tenido un comportamiento penitenciario sin mácula.
