El primer grupo turístico italiano, Alpitour, que incluye un turoperador, una aerolínea y varios hoteles, había sido puesto en venta por la propiedad, la familia Tamburi (Confirmado: Alpitour frena su venta por los buenos resultados).
Al final de la pandemia, probablemente cansado de lidiar con un negocio muy malo, la propiedad contrató a un banco de inversiones para deshacerse del grupo. Tampoco es que hubiera entrado muy convencido, de manera que todo volvería a su cauce: hacer caja y a otra cosa.
Los Tamburi tienen la mayoría de Alpitour, más de sesenta por ciento, pero Andrea Rubén Levi tiene algo así como el 36 por ciento, que no le sirve para mandar pero que no deja de tener peso en el capital.
Tamburi lleva mucho tiempo mareando con la venta. Porque aunque el grupo está en venta, se ha producido un fortísimo aumento de la facturación (2.100 millones de euros en 2024, probablemente), con lo que ya no parece tan interesante la operación. O por lo menos, no la venta a cualquier precio.
Pero ha habido algo más: se ha sabido que Levi tuvo un acercamiento por parte de MSC, la gran empresa naviera, que rebosa en dinero (quiso comprar Ita, incluso). Levi, antes de vender, tuvo que comunicar a los Tamburi la oferta que había recibido, con lo que Tamburi tuvo que elegir: o compartir negocio con MSC (la familia Aponte) o rascarse el bolsillo y comprar a Levi por el dinero que le había ofrecido Aponte.
De manera que hoy, no sólo Tamburi no ha vendido su 60 por ciento, sino que ha comprado hasta el 95 por ciento de un conglomerado empresarial que oficialmente estaba en venta.
