Todos los ciudadanos no británicos y no residentes en el Reino Unido que hasta hace un lustro podían entrar y salir apenas con su DNI, ahora tienen que pedir tres días antes una especie de visado (denominado ETA) que valía inicialmente diez libras (12 euros). La validez es por dos años. Pero ahora el precio se va a subir a 16 libras, unos 19 euros.
Las aerolíneas agrupadas en IATA han mostrado su rechazo radical. “Este aumento de la ETA apenas una semana después de su entrada en vigor es sorprendente. Se trata de un golpe que Reino Unido se propina a sí mismo en contra de su competitividad turística”, dijo Willie Walsh, el presidente dl lobby aéreo.
Walsh, que es irlandés y ha sido el mandamás del grupo IAG, añadió que el plan del gobierno laborista de que para el año 2030 se pueda llegar a los 50 millones de turistas será ahora prácticamente imposible. Dijo que a los costes de la ETA habría que añadir el APD, un impuesto a los pasajeros de avión en general, que es el más elevada del mundo y que volverá a aumentar en abril.
La Europa comunitaria tiene un visado similar que se denomina ETIAS y que tiene la tercera parte del precio y dura tres años.
Reino Unido tiene una clientela turística poderosa, fundamentalmente por el atractivo de la Familia Real y por el idioma que convierte al país en el destino predilecto de los americanos.