Lorena García Martín, exazafata de Qatar Airways y profesora de inglés de 37 años, falleció mientras practicaba buceo en la Cueva del Agua, en Cartagena. La docente se encontraba realizando una inmersión junto a un compañero cuando desapareció en el interior de esta gruta submarina, conocida por su dificultad y peligrosidad. Su acompañante dio la voz de alarma al no verla regresar a la superficie, y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil trabaja para esclarecer las circunstancias del accidente.
La Cueva del Agua, considerada uno de los mayores laberintos submarinos de Europa, cuenta con 7.000 metros de extensión, aunque solo cerca de la mitad han sido explorados. Según las primeras investigaciones, Lorena podría haber perdido la línea de vida debido a la acumulación de sedimentos que se generan al aletear en el interior, lo que reduce drásticamente la visibilidad. Este enclave ha registrado al menos cinco muertes en los últimos años, lo que ha llevado a las autoridades a estudiar medidas de seguridad adicionales.
Originaria de Murcia, trabajó durante varios años como tripulante de cabina en Qatar Airways, con base en Doha. Posteriormente, decidió dedicarse a la docencia y aprobó las oposiciones al cuerpo de maestros en 2020, especializándose en inglés. Desde entonces, había impartido clases en diversos centros educativos de la Región de Murcia, siendo su último destino el CEIP El Alba de Roldán, donde era tutora de Tercero de Primaria.
El Ayuntamiento de Cartagena ha anunciado que revisará las condiciones de acceso a la Cueva del Agua, ubicada en terrenos municipales. Entre las medidas que se estudian se encuentran el control de entradas y la implementación de requisitos de aptitud para quienes deseen realizar inmersiones en este lugar. En 2019, ya se habían solicitado acciones para mejorar la seguridad de este espacio, pero hasta ahora no se habían tomado medidas concretas.
El fallecimiento de Lorena García Martín ha causado una gran conmoción entre sus familiares, amigos y compañeros de profesión. En su velatorio, celebrado en el Tanatorio de Jesús de Espinardo, numerosos mensajes y fotografías destacaban su trayectoria profesional y su vinculación tanto con la aviación como con la enseñanza.