Easyjet es una aerolínea que ofrece un excelente servicio, está en precio y es competitiva. Opera prácticamente en toda Europa, con alguna excepción curiosa como puede ser Irlanda. Y está a la moda. Su mundo es el del marketing: todo lo que es políticamente correcto lo cumple. Por supuesto, la lucha contra el cambio climático; faltaría más.
Estos días ha anunciado que va a reducir la cantidad de pintura que aplica en los aviones para reducir las emisiones de CO2. Para mí, esto es como si los que ladrones que roban un banco dicen que aparcarán bien y pagarán el ticket correspondiente, porque ellos respetan la Ley.
Porque no perdamos de vista que Easyjet vuela aviones y que los aviones contaminan. Sí o sí. A partir de ahí, una capa más o una capa menos de pintura parece irrelevante. Dice Easyjet que una capa de pintura son 27 kilos de peso que se reducen y que bajan las emisiones. ¿Por qué no quitan asientos y así aún las bajarían más? ¿O por qué no dejan en tierra el carrito de las bebidas? ¿O por qué no el de los productos duty free?
El gráfico que ilustra este artículo indica la terrible tendencia de las emisiones (CO2 abajo, rayado) en la aviación. La línea vertical indica el momento actual. El corte en el incremento fue el Covid que, como vemos, tuvo impacto pero no bastó para devolvernos a la situación anterior.
Con todo el respecto: que me digan que van a ahorrar en pintura con este gráfico me parece una tomadura de pelo, una falta de seriedad. El asunto es tan grave que lo que ahora hará Easyjet no deja de ser un ridículo ejercicio de marketing. ¡Una broma, vaya!