Javier Hidalgo se mostró farruco en su comparecencia ante la Comisión del Senado que lo interrogó por el presunto tráfico de influencias de la mujer del presidente Sánchez en el rescate de Air Europa. Hidalgo junior no ocultó su malestar por la citación de los senadores, por las múltiples informaciones que se han publicado y por las polémicas generadas acerca de dicho rescate o buenas condiciones de préstamo de la SEPI. En sede judicial estuvo más sereno y respondió a todas las preguntas que le formularon, mientras que en el Senado se limitó a leer un comunicado (Hidalgo, en el Senado: “Es un bulo decir que Air Europa tuvo trato de favor”).
El ex consejero delegado y accionista de Air Europa, un hombre feliz y accesible por naturaleza, fue especialmente duro con el Partido Popular, organización política con la siempre se había llevado bien. Sus amigos más íntimos, su círculo más cercano, todo su entorno personal, siempre estuvo —y está— en la órbita del PP. La familia Aznar, sin ir más lejos —sobre todo sus hijos— forman parte de sus amistades. No se olvide que los exministros populares Acebes y Michavila jugaron un papel fundamental en la defensa de Air Europa en el caso de la Operación Residente.
Hidalgo Gutiérrez, quien por muchos es considerado el mejor de la familia —al margen de su madre, que es una gran señora— tiene motivos para estar enojado por las controversias surgidas por los casos Koldo y Aldama, dos perlas del mundo opaco de la política. Se han publicado algunas cosas inexactas —y lamentables— sobre él, sin duda. Por ejemplo, que estuviera huido. O que el valor de los hoteles del grupo se cifrara en el momento del rescate en 2.000 millones (ya quisiera la familia salmantina). Pero estas informaciones son asuntos menores en comparación con la raíz de lo que se investiga.
Y hay temas de enjundia por esclarecer, nada veredes. Javier Hidalgo nombró asesor de Air Europa a un comisionista que se auto inculpa, que es líder de un sinfín de corruptelas y que es socio de personajes más que dudosos como Koldo y su jefe Ábalos. También es amigo, vía Aldama, del misterioso secretario general de la OMT. Y respecto al vínculo de la mujer del presidente en el rescate, será la justicia quien dictamine si hubo o no delito, si hubo o no tráfico de influencias. Los mensajes que aparecen en el móvil de Aldama sobre Koldo y Ábalos no dejan a Javi—así lo llama el comisionista mayor del Reino— en buen lugar.
De todas las empresas rescatadas —a Hidalgo hijo le fastidia que se use este calificativo— la única sede que visitó Begoña Gómez fue la de Globalia. En el despacho de Hidalgo hay testigos de lo que hablaron —además de Víctor de Aldama—. Se especula con que hubo una grabación sobre el encuentro clave. Lo que no es una especulación es la reunión distendida de la mujer del presidente con Hidalgo hijo y el comisionista —puede que también asistiera una cuarta persona— en el rooftop del hotel de San Petersburgo, sin escoltas. Y todo ello desprende un mal olor, sea o no motivo de infracción (Begoña, Hidalgo y Aldama en la madrugada de San Petersburgo).
Hablando en plata: Hidalgo jr. no abordó los temas relevantes y se centró en los intrascendentes, además de facilitar datos que no se ajustan a la realidad (50 mil empleados, 35 hoteles, etc.). De Aldama, de Koldo, de Begoña, de Venezuela, de Delcy, de Zurab P., de República Dominicana “e tutti quanti, niente”. Javier Hidalgo no es mala persona, pero en el pecado de Aldama y la patulea de zahúrdas que lo rodean lleva su penitencia. Y su padre, encima, ha dejado una riada de “cadáveres” y “heridos” que claman venganza.