Ryanair, la aerolínea irlandesa, comenzará a volar al segundo aeropuerto parisino a partir del primero de abril del año que viene. La low cost no atendía ningún aeropuerto propiamente parisino y sí vuela a Beauvais, que ella llama con mucho optimismo como París Beauvais, a 90 kilómetros al norte. Aún más loco, también llama París al aeropuerto de Vatry, a 150 kilómetros al este, desde el que mantiene conexiones con Marrakech y Oporto.
La noticia se ha sabido porque la organización que coordina la operativa reveló que ha atendido el pedido de Ryanair, que solicitó franjas horarias para volar a Bratislava (la capital de Eslovaquia) y Bérgamo (que hace las veces de aeropuerto de Milán, pero también está relativamente cerca de Verona y Brescia). Lo interesante es que Ryanair había pedido slots para diez destinos europeos, lo que revela su voluntad de, finalmente, entrar en París.
De alguna manera, este pedido demuestra que su postura anunciando el abandono de muchos aeropuertos es parte de un ‘teatrillo’ para presionar a las autoridades políticas. Recientemente, la irlandesa anunció que va a abandonar muchos destinos porque el nuevo impuesto que se introduce desde enero convierte en inviables muchos vuelos (Ryanair amenaza con dejar diez aeropuertos en Francia).
Es relativamente normal que Ryanair inicie operaciones en una ciudad empleando un aeropuerto muy poco habitual (caso de Charleroi por Bruselas, de Hahn por Frankfurt, de Gerona por Barcelona), para terminar después, por un incremento de la demanda o porque el dominio de los flujos le permite asegurar la rentabilidad, yendo al principal, como ocurrió en Zaventem, Frankfurt o El Prat.