Michael O’Leary, el consejero delegado de Ryanair, es controvertido; allí donde va deja un rastro de división porque sus opiniones no están edulcoradas.
Los irlandeses, al parecer, lo aprecian porque ha conseguido que una empresa de su país sea líder en Europa. Y parece que lo escuchan, al menos en los asuntos en los que el propio O’Leary juega fuerte.
Su última campaña, muy dura, fue contra Los Verdes. Este partido, que tenía 12 diputados en la cámara parlamentaria irlandesa, había decidido poner un tope al tráfico de aviones en el aeropuerto de Dublín. Y cuando le tocan el negocio, O’Leary pone el grito en el cielo. Le dijo de todo a los verdes, desde inútiles a incompetentes, con especial sadismo con el ministro de Medio Ambiente, que era el responsable de que el aeropuerto ahora tenga un límite de vuelos.
Este sábado hubo elecciones en Irlanda. Y más o menos repitieron los resultados de las últimas elecciones los tres partidos mayoritarios, escaño más, escaño menos. Pero hay un perdedor: Los Verdes se dejaron los 12 diputados y se convierten en un partido extraparlamentario. “Ha sido un mal día”, ha dicho su líder.
Ya es curioso que O’Leary los hubiera ‘crucificado’ y este sea el resultado.
(Hay que decir que en el recuento aún podría darse el caso de que Los Verdes aún obtuvieran un escaño, aunque el domingo por la noche parecía imposible).