Un Airbus A340-600 que había sido operado por Virgin Airways, fue comprado por Azman Air, de Nigeria. Nada raro porque estos aviones siempre tienen vida después de ser descartados en los mercados más competitivos. Azman Air recogió su aeronave y operó con ella normalmente hasta que un día, sorpresa, cuando sobrevolaba Teherán, bajó súbitamente y aterrizó en Irán, para no volver a volar.
Nada nuevo porque Irán ya hizo esto en otras ocasiones.
En este caso, el avión matrícula 5N-AAM fue comprado en 2020 y modificado para transportar 413 pasajeros. Voló un tiempo hasta que en agosto quedó en el aeropuerto de Kano. Volvió a volar el 15 de noviembre, con su transpondedor desconectado, de manera que nadie lo siguió. Y acabó como sabemos.
Hay precedentes. Y no uno sino varios. En diciembre de 2022, cuatro aviones A340 que estaban fuera de uso en Sudáfrica fueron matriculados en Burkina Faso y trasladados a Uzbekistán, donde nunca llegaron porque pararon en aeropuertos iraníes. Este mismo año, otros dos aviones de este modelo partieron de Lituania con destino a Sri Lanka y Filipinas para, de nuevo, quedarse en Irán.
Irán está bloqueada de la aviación internacional, pero tiene necesidades internas, las cuales son atendidas con estos aviones de procedencia occidental cuyo único problema es que consumen un poco más de lo habitual, cosa que importa bien poco en un país que produce petróleo. El control es virtualmente imposible sobre todo porque los acuerdos internacionales como el de bloqueo a Irán no tienen autoridades competentes para hacerlos cumplir.