Ustedes se pensarán que Alitalia ya no existía. No, existe, pero hoy es un agujero de pérdidas y gastos. Es la sociedad en la que se quedó todo lo malo que tenía la antigua aerolínea italiana. Sobre todo sus deudas. Y 2.059 trabajadores que estaban allí, sin aerolínea, sin aviones, sin trabajo, pero cobrando hasta que finalmente ahora los han despedido (Ita hereda la posición de Alitalia en IATA, pero no asumirá sus reembolsos).
Entre esta cuantiosa plantilla se encuentran 1.100 tripulantes de cabina y 82 pilotos. La concreción de su despido será enero de 2025.
Curiosamente, este, uno de los mayores despidos de la historia de la aviación, tiene lugar por parte de una sociedad que ni opera ni tiene aviones. Y que ya había trasferido lo mejor de su plantilla a la nueva ITA, su heredera.
Por más que ya no opere, el Gobierno italiano tiene que seguir haciéndose cargo de las rescisiones de los contratos que tenía Alitalia y que, se supone, eran tan perjudiciales para la aerolínea que, de alguna manera explican su desaparición.
Igualmente, esa sociedad aún está afrontando retos judiciales presentados o por empresas acreedoras o por empleados que consideran que tienen derechos no suficientemente reconocidos por la compañía.
Mientras tanto, este anuncio coincide con la compra, al parecer definitiva, de ITA por parte de Lufthansa. Entre el patrimonio que se lleva Lufthansa está precisamente la marca Alitalia, que si bien en Italia y tal vez en Europa tiene poco prestigio, en el mundo, por su historia y por la calidad de sus servicios, tiene un valor incuestionable (Acuerdo para desbloquear la venta de ITA a Lufthansa).