Observen el gráfico superior: es el valor bursátil del grupo IAG, en el que se encuentran Iberia, Vueling y, por supuesto, también British Airways y Aer Lingus. Lo que se ven es bien simple: en marzo de 2020, cuando se declara el Covid, el valor se derrumba. Ocurre lo mismo en todas las demás aerolíneas del mundo. Pocos, muy pocos meses después, da la impresión de que se normalizará todo y hay un repunte que dura apenas muy poco tiempo. Y todo vuelve a hundirse.
Gallego llega a la dirección de IAG en septiembre de 2020, con lo que ya se encuentra con el Covid y los aviones más parados que volando (Luis Gallego ascenderá al cargo de CEO de IAG el 24 de septiembre).
Este viernes IAG presentó los resultados económicos del verano (es la tercera de las grandes europeas que lo hace) y la acción se disparó un 7 por ciento. No obstante, el punto de partida es tan malo desde el Covid, que el camino es muy lento.
El verano de Lufthansa y su grupo fue malo, con peores resultados que en 2023; Air France se limitó a celebrar que ‘adelgazó’ menos de lo que esperaba; pero IAG, sobre todo British Airways pero no sólo, creció un 15 por ciento en sus beneficios. (Sólo en verano, pasó de 1,67 a 2 mil millones de saldo positivo.) Y, encima, anuncia una recompra inmediata de acciones, que supondrá por supuesto revalorizarse.
Aún la compañía sigue lejos del valor de 2019, pero avanza hacia allí. Si en lugar de ver el gráfico de arriba desde 2019, lo viéramos desde que llegó Gallego al frente del grupo, la mejora es muy considerable, ahora sobre todo centrada en British Airways, aunque la rama española no ha ido mal.
Pese a todo, IAG sigue arrastrando un problema: la deuda. Con el Covid, IAG asumió una fuerte deuda que está devolviendo en la medida en que los resultados lo permiten. Cancela deuda, pero aún queda camino. No obstante, el balance de Gallego está siendo bueno, incluso muy bueno.