La Agrupación de Cadenas Hoteleras (ACH) está demostrando con Carolina Quetglas el tipo de liderazgo que necesita una hotelería que en el caso de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) ultima un cambio de presidencia.
La también directora general de BQ Hoteles está siendo reconocida por su lenguaje claro y simple, rotundo de fondo, pero con formas apropiadas, remarcando que los principales problemas de Baleares son la vivienda, la movilidad y la formación.
Para ello se reduce a pedir “acabar radicalmente con el alquiler vacacional ilegal”, la “multimodalidad”, y sobre los cruceros subraya que “nunca he sido partidaria e las limitaciones ni de las imposiciones, sino de la gestión y los incentivos”.
Además de acertar tanto en teoría como en su concisa manera de exponerla, en contraste a otros referentes del sector, no se le atribuye a la ACH actual ningún patinazo como comunicados internos celebrando resultados electorales, ni críticas a los residentes sobre cuánto usan el coche.
Ante una España política que estos días ante la tragedia de Valencia ha exhibido vivir en otro mundo que el ciudadano de a pie, las presidencias en las patronales hoteleras, desde el recordado liderazgo de Miguel Codolá, han sido diana de una sociedad que en una gran parte repudia al inversor turístico, lo cual aconseja una sensibilidad especial en los pronunciamientos.
La hija de Bernardo Quetglas, con un estilo que hasta ahora solo se conocía en BQ y Sidetours, viene acrecentando así su autoridad ante todo el sector, con visibilidad justa sin sobreexposición.
Así, se erige en ejemplo para un Javier Vich preparado para la FEHM, y ante una presidenta balear como Marga Prohens dando prioridad a criterios electoralistas en sus decisiones, frente a los intereses a largo plazo del Archipiélago, que requieren de valentía ante Airbnb.
La hotelería balear no se hizo respetar en la era de una Francina Armengol que detrajo 100 mil viviendas de las 500 mil de las islas del mercado residencial hacia el turístico, con el consiguiente destrozo en el modelo de sociedad, tanto en incomodidades para convivir como para acceder a una casa.
Prohens se ha mostrado hábil creando una mesa con decenas de participantes para diluir la responsabilidad, y presentándose contra los hoteleros al subir la ecotasa, algo que indudablemente genera simpatías ciudadanas, pero su gran carencia está siendo que no estimule el trasvase de vuelta de la vivienda vacacional hacia su uso originario del residencial.
La derecha exhibe un relato menos hostil al turismo que la izquierda, lo cual ya tiene bastante importancia, aunque venga promoviendo medidas más restrictivas para el Sector, lo cual debe combatirse con más astucia y un más lenguaje llano que los demostrados por los liderazgos previos al actual de la ACH.