Los escasísimos habitantes de la isla de hielo que es Groenlandia, formalmente parte de Dinamarca, pero en realidad con absoluta autonomía, se deben de haber preguntado por qué Islandia tiene tantos turistas y ellos no. Y al mismo tiempo, deben de haber escuchado que son el último territorio no explotado turísticamente del norte, por lo que se han lanzado a ampliar el aeropuerto de Nuuk, la capital. En realidad, ahora mismo dan los últimos toques a la ampliación, casi acabada.
Nuuk es una aldea. Apenas tiene 18 mil habitantes. Hoy su aeropuerto acepta aviones de 35 pasajeros. Para volar al extranjero, hay que viajar a Kangerlussuaq, 300 kilómetros al norte, que es una base militar, donde sí hay algún vuelo de más tamaño.
La nueva pista del aeropuerto civil de Nuuk está prácticamente acabada y se pondrá en marcha a principios de diciembre. Los nuevos vuelos serán a Copenhague y desde este verano a Nueva York, con United Airlines.
“Hemos estado cerrados al mundo y ahora nos vamos a abrir”, dice una vecina entrevistada por la BBC, que da la noticia.
Pero las cosas no quedan ahí: en 2026 se estrenará otro aeropuerto en Ilulissat, al norte, donde se pueden ver icebergs a la deriva. Y un tercero, en Qaqartoq, al sur, vendrá después. Los tres aeropuertos tienen un coste de 800 millones de dólares. Los paga Dinamarca, que se vio obligada a intervenir cuando se supo que China tenía interés en asumir su financiación.
Air Greenland, la aerolínea local, espera ansiosa estos cambios. “Reducirá los tiempos de vuelo y bajará los precios”, destacó Jacob Sorensen, su director.