Willie Walsh, el director general de la IATA, ha arremetido contra las políticas de la Unión Europea acusándola de “minar la competitividad de la aviación del continente” aduciendo políticas ambientales.
La patronal de la aviación sostiene que el mercado en el que compiten las aerolíneas europeas es global y que no tiene sentido aplicarles políticas diferentes a las compañías con base y sede en Europa, que alteran radicalmente su capacidad para competir, mientras las rivales pueden ofrecer productos con menos costes ambientales y, por ende, más competitivos.
No obstante, la IATA parece ver algunos indicios de que la Comisión empieza a entender que las políticas unilaterales erosionan la competitividad del tejido productivo europeo, especialmente cuando el viajero perfectamente puede optar por una aerolínea alternativa.
El lobby aéreo (hay que recordar que su presidente fue el máximo responsable de IAG, la empresa propietaria de Iberia y Vueling) cree que el informe Draghi introduce sentido común en Europa al afirmar que la aviación “facilita la prosperidad de otros sectores de la economía”.