En el ecuador del verano, Juan José Hidalgo, presidente y máximo accionista de Air Europa, se mostró públicamente exultante nada más conocerse que Iberia desistía de adquirir su compañía por las trabas puestas por la Comisión Europea (Hidalgo, eufórico tras el fiasco de Iberia: “Me da alegría por mis nietos”).
El empresario salmantino, que había intentado torpedear la operación que él mismo suscribió, aseguró que el pasado 1 de agosto, cuando IAG comunicó oficialmente su renuncia, fue “un día feliz”, insistiendo en que su aerolínea está de sobra capacitada para caminar en solitario (Iberia comunica a Bruselas que renuncia a la compra de Air Europa).
Y este es precisamente el mensaje que tanto antes como después de la ruptura con Iberia han venido reiterando desde la dirección de Air Europa, llegando incluso a asegurar que la empresa saldaría antes de tiempo sus voluminosas deudas contraídas con la SEPI (475 millones de euros) y con varias entidades bancarias a través de un crédito avalado por el ICO de 141 millones.
No obstante, la euforia inicial se ha tornado en una creciente preocupación por la urgencia para restablecer su equilibrio patrimonial. Como informó Preferente, dispone hasta el 31 de diciembre del presente año para lograrlo. De no ser así entrará en causa de disolución.
La compañía, que consiguió resistir la crisis del Covid gracias al rescate exprés que le concedió el Gobierno, se benefició de la prórroga de la moratoria contable hasta la mencionada fecha, gozando de un tiempo extra para salir de la causa de disolución.
En un primer momento cobró fuerza la opción de que la SEPI entrase en su capital canjeando por acciones el préstamo participativo de 240 millones de euros incluido en el rescate estatal. Sin embargo, el ente dependiente del Ministerio de Hacienda rechazó dicho planteamiento para evitar las críticas que habría supuesto entrar en una empresa cuyos vínculos con Begoña Gómez están siendo investigados por la justicia.
Una vez enterrada esta opción, cobra cada vez más fuerza la posibilidad de que Air Europa acabe firmando acuerdos con Lufthansa y Air France-KLM. Sobre el grupo alemán, medios del país ya revelaron que su CEO, Carsten Spohr, acudió a la sede de Globalia en Llucmajor, Mallorca, para abordar la posible compra. El interés de Lufthansa radica en el posicionamiento de Air Europa en América Latina, sus costes operativos sustancialmente más bajos y el hecho de que su sede sea uno de los destinos estrella en el mercado alemán, lo que permitiría crear sinergias (Revelan una reunión del CEO de Lufthansa con Globalia en Mallorca).
La otra bala es Air France-KLM, cuya dirección estaría ya en conversaciones “bastante avanzadas” con los dueños de Air Europa. Según reveló The Objetive, se han producido ya reuniones formales tanto en París como en Palma de Mallorca.
Lo que es más que evidente es que el tiempo apremia y la propiedad de Air Europa necesita encontrar una solución urgente para evitar el descalabro que supondría llegar al último día del año con un patrimonio negativo, lo que traería consigo su quiebra. La compañía cerró 2023 con un déficit de fondos propios de 499,9 millones, que la dirección rebaja a 259 millones al contabilizar como capital parte del rescate estatal de 475 millones.