Los periodistas de Preferente estuvimos toda la larga pandemia publicando la visión de sesudos expertos que pronosticaban que el encierro masivo en sus casas de millones de personas supondría “un antes y un después” para el turismo (Los españoles se lanzan a la compra anticipada de viajes para el verano).
Recuerdo haber escuchado este pronóstico mil veces. Ya nada iba a ser como antes. Y uno se quedaba pensando porque, desde luego, un evento de la tremenda magnitud como fue el Covid bien podría haber causado un efecto tremendo.
Pero digámoslo con claridad: no se acercaron a la realidad ni de lejos; erraron como nadie nunca antes; no se aproximaron siquiera tangencialmente a lo que realmente ocurrió. Si hubo un antes y un después es que el después fue peor que el antes: más viajes y más demanda.
Es verdad que no era fácil predecir el impacto que iba a tener el Covid. Y era fácil sospechar que tendría impacto. Pero nada sugería lo que afirmaban, que el turismo iba a cambiar. Y, también, nada llevaba a pensar que podría volver a la situación de 2019, incluso acentuada, muy acentuada.
Pero es lo que hay: no tenemos ni idea de los fenómenos de masas, no sabemos por dónde va a ir el consumo, no entendemos si la gente cree o no en la sostenibilidad o todo es una farsa. Estamos yendo a toda velocidad, pero pocos saben el destino de este viaje.