Es un poco como lo que le ha ocurrido a Iberia con Air Europa, pero con la diferencia de que la culpa de la concreción de la operación es de Boeing y no de un tercero: el fabricante americano tiene que pagar 150 millones de dólares al brasileño por la cancelación de la operación de compra de la mayoría del negocio de aviones en 2020, tras haber suscrito un acuerdo en firme.
Embraer se quedó con un palmo de narices, sin novio y en una situación delicada. Obviamente, demandó una compensación, aunque realmente, viendo del lío que se libró ya tendría bastante con que la operación fracasara.
Embraer no ofrece ningún detalle, publica FlightGlobal, excepto el importe acordado este 16 de septiembre, cuatro años después de la ruptura matrimonial. El grupo dice que con este dinero renuncia a cualquier demanda.
En 2018, las dos empresas llegaron a un acuerdo por el que la americana se quedaría con un ochenta por ciento del capital de la brasileña pagando 4.200 millones de dólares. La idea de Boeing era también entrar en el mercado de los aviones regionales tipo los Embraer, para competir con el A220, que precisamente una demanda suya había contribuido a que cayera en manos de Airbus.
Pero en 2020, con la pandemia, Boeing se echó atrás, incluso antes de todas las desgracias en cadena que se irían sucediendo desde ese momento.