Los rusos ya se están acostumbrando a vivir en guerra, de manera que los viajes han vuelto a aumentar. Pero no la disponibilidad de aviones porque la industria aeronáutica del país no ha conseguido poner en servicio aún los que está desarrollando. De manera que, ante la necesidad, imaginación (Rusia: 180 incidentes aéreos en 2023 por el bloqueo).
Rossiya Airlines, una de las empresas del grupo público Aeroflot, ha sacado del cementerio un Boeing 747 400 que va a volar en la región de Sjalín. El 30 y 31 de agosto y el pasado 1 de septiembre, la aerolínea llevó a cabo dos vuelos a Yuzhno-Sajalinsk para traer viajeros que estaban de vacaciones.
Poner en servicio un avión retirado es muy costoso cuando se siguen los complicados procedimientos para su seguridad, y eso es lo que ocurre con este de matrícula RA-73286, con capacidad para 522 pasajeros, evidentemente en una única clase.
Llevaba prácticamente dos años sin volar, cuando cubrió la ruta entre Moscú y Sochi, en el mar Negro.
La aviación rusa, como es conocido, está afectada por los bloqueos impuestos por Occidente a la compra de repuestos como represalia por la guerra de Ucrania. Eso hace que muchos aviones tengan dificultades para ser reparados con garantías.