Como parte de una serie interminable de accidentes aéreos en Nepal, el pasado 24 de julio se estrelló un avión CRJ 900 que intentaba despegar desde el aeropuerto de Katmandú, muriendo sus 18 pasajeros, todos ellos empleados de la propia aerolínea. El CRJ es un avión de Bombardier, muy fiable, que en España está presente en la flota de Air Nostrum (Iberia regional) (Nuevo accidente aéreo en Nepal: se estrella un avión con 19 pasajeros).
La autoridad de seguridad aérea nepalí, siempre sobrecargada de trabajo, ha emitido su informe preliminar sobre las causas del siniestro, culpando al piloto de haber introducido datos erróneos en el ordenador del avión.
Según el informe, la aeronave matrícula 9N AME cayó porque el piloto introdujo velocidades y peso incorrectos en el ordenador, provocando que perdiese sustentación, lo cual no fue corregido. Con 18.500 kilos de peso que tenía, se debían introducir velocidades de despegue diferentes en el ordenador, dice el informe, lo que condujo al siniestro. Más peso exige más velocidad, pero en este caso el peso exigía menos velocidad.
El informe también culpa al regulador por no controlar los procedimientos de despegue. El permiso de vuelo para el vuelo de enlace se dio sin seguir un control, y sin haber sido completado.